miércoles, 29 de enero de 2014

Mine forever.-Capítulo 16

Ese 21 de julio de 2014 cumplíamos medio año juntos. Le compré una remera, y fui a su casa, todo por sorpresa. Al llegar a su cuadra vi un auto que iba a gran velocidad y se escuchaban risas de adolescentes. Taylor manejaba y llevaba a sus amigos, daban vueltas y conducían sin control. Me quedé en un lugar visible para que note mi presencia y mi enojo. Cuando me vio su expresión de adrenalina se borró y se transformó en una de nervios y asombro. Rápidamente paró el auto y bajó. Se acercó a mí y oí cómo sus amigos le gritaban 'gobernado', 'dominado'.
-¿Y tu promesa?-le dije.
-Perdón, se me fue de los límites, no estaba pensando.-dijo.
-Sabes que si te llega a pasar algo me muero, ¿tanto te cuesta cuidarte un poco?
-No volverá a pasar, te amo y quiero que estemos bien, te juro que será la última vez.
-Te amo mucho más.
-Felices 6 meses, reina.
-Gracias tonto.-dije riendo.
Fuimos dentro de su casa, y llegamos a su cuarto. Cerró la puerta y me vendó los ojos.
-No mires, ¿eh?
-No voy a mirar.-dije sonriendo.
Me abrazó por la espalda, me quitó las vendas y me dio un beso en la mejilla. Cuando abrí los ojos vi montones de flores y chocolates, y al lado una cajita. La abrí y dentro había un pequeño cachorrito blanco.
-Awww.-dije alzando al perro.
-¿Te gusta?-preguntó Taylor.
-Me encanta, te amo.
Me besó mientras me agarraba de la cintura.
-Mi regalo se queda muy corto.-dije.
-No me importa lo que sea, nada más pasar tiempo contigo es el mejor regalo.
-Basta de ser tan tierno, me dejas sin palabras.-dije en broma.
-Es que tú eres la culpable, mira cómo me tienes.
-Es que me amas, lo sé.
-Mucho más de lo que te imaginas.
-Pero no más que yo a ti.
-Eso es lo que tú crees.
-No, es verdad.
-Lo daría todo por solo verte sonreír, lo sabes. Eres perfecta. Te busqué porque me es imposible de encontrar en otra persona lo que tienes tú. Eres simplemente increíble.
Noté que quería seguir hablando, pero le tapé la boca con un dedo, le dije 'shh' y lo besé.
Esa noche me quedé en su casa, por primera vez. Nos dormimos en el sillón viendo una película y amanecí en su cama, sola. Fui a ver dónde estaba y se había dormido en el sillón, estaba por caerse.
-¿Te has dormido ahí?-pregunté.
-Claro, lo he hecho cientos de veces.
-Lo hiciste por mí.
-Soy capaz de eso y mucho más por ti, no te sorprendas.
-Me dejas insignificante, ¿yo qué he hecho por ti?
-Existir. Y ser como eres, estar a mi lado cuando te necesito, quererme.
-Te amo.
-Yo mucho, mucho más.
Era tan lindo. Era la persona más tierna que podía existir.

En cuanto menos lo esperaba, llevábamos un año juntos. Preparamos algo muy especial y la pasamos bien, pero toda la noche tuve un mal presentimiento.
-¿Y ya estás listo para ganarte tu licencia de conducir?-le pregunté.
-Por supuesto, en un año podré tenerla legalmente.
-Me alegro mucho. Sabes quisiera quedarme más pero debo irme.
-No hay problema, te puedo llevar.
-Pero no tienes carnet.
-Eso no importa, soy un máster manejando.
-Creído.-dije riendo.
-Muy.-dijo en tono de broma.
-No es que no confíe en ti, no quiero que tengas problemas, le diré a Sophie que venga por mí.
-Está bien.
Había llamado a Soph para espiarlo, desconfiaba de lo que hacía a la noche con sus amigos. En cuanto mi amiga llegó me despedí de mi novio con un abrazo y un intento de beso, y nos 'fuimos'. Nos quedamos en un terreno deshabitado detrás de la casa de Taylor. Al rato vimos pasar a sus amigos, iban para su casa. Observamos cómo salían y subían al auto de mi novio, él manejaba.
-Agarra las llaves que vamos a seguirlos.-le dije a mi amiga.
-¿Qué? ¡Se darán cuenta!-dijo Sophie.
-No lo harán, van muy distraídos.
-Está bien.
Subimos a coche y empezamos a seguirlos disimuladamente. Taylor manejaba sin límites y como un adolescente totalmente inconsciente de lo que podía pasar. Bajaron en una casa donde había una fiesta. Dimos la vuelta para pasar desapercibidas. Luego nos bajamos y entramos al lugar. Era un descontrol pleno. Alcohol, drogas, promiscuidad. Divisé a Taylor entre la multitud. Tenía un vaso de alguna bebida en una mano y un cigarrillo en la otra. Al rato se le acercó una chica rubia y empezaron a hablar, al parecer con mucha confianza. Furiosa, me acerqué de a poco, y cuando estuve al lado golpeé su bebida y cayó al suelo.
-Oye, ¿qué rayos te...?-dijo sin terminar la frase al alzar la vista y ver que era yo quien había causado la caída del vaso.
-Eres un descarado, de verdad no puedo creerlo.
-¿Qué estás haciendo aquí?
-¿Importa? ¿Qué estás haciendo TÚ aquí? Linda fiesta, menos mal que eres soltero.-dije dándome la vuelta y yéndome deprisa hacia la puerta, donde me esperaba Sophie.
-No, Amy, espera.-dijo mientras me seguía entre la gente.
Sentí que me tomaba del brazo.
-'Juro que no volverá a pasar'. Tus promesas no valen nada, ¿de qué me sirve estar con alguien en quien no puedo confiar? ¿Me llenas de palabras bonitas para luego irte a arriesgar tu vida conduciendo como se te da la gana, alcoholizarte, fumar y filtrear con otroas?
-Sí lo hice, otra vez, no puedo controlarme.
-No puede ser que me haya creído esa de que no necesitabas nada más que a mí.
-No es una mentira.
-Si fuera verdad estarías en otro lugar, y no con otra.
-No estábamos filtreando, no quiero otra mujer, no tengo intenciones con nadie más que contigo. Si tomé, fumé y conduje desinteresadamente, pero es porque a veces me divierte hacerlo, salir con mis amigos.
-Lo prometiste, dos veces. No pasaré por estúpida esta vez.
Me lo quité de encima y busqué a mi amiga en la puerta. Fuimos hasta el auto, subimos y arrancó. Íbamos algo rápido. Noté que atrás venía mi novio, o ex-novio, solo.
-Acelera, tenemos que perderlo.-le dije a mi amiga.
Cada vez íbamos más rápido. Por el otro carril esquivamos a un camión, el chofer estaba dormido. No lo pensé. Muy tarde.
Sentí el ruido de un choque, vidrios rotos, frenadas y golpes. Mis reflejos involuntarios me hicieron bajar del auto y ver cómo el camión había chocado contra el auto de mi novio, y sobre eso, había volcado. Empecé a llorar y sentí mucha impotencia, dolor y culpa. Sophie llamó a emergencias, mientras que yo hacía esfuerzos inútiles por ayudar a mi novio. Llegó la ambulancia y la policía, mi amiga que estaba en calma les contó lo sucedido, mientras yo no podía parar de derramar lágrimas y pensar que todo era por mi culpa. Vi cómo sacaban a Taylor del montón de chatarra que ahora era su auto y escuché que decían 'aún está con vida, apúrense'. Me hicieron subir en la ambulancia, al lado suyo. Estaba en una camilla y lo habían conectado con oxígeno, le agarré su mano y lloré. Llegamos al hospital y lo llevaron directo a la sala de terapia intensiva. Me quedé afuera esperando y pensando. Nada importaba ya, si había roto mil promesas o lo que fuera, él no estaría aquí si yo no lo hubiera seguido. Todo era mi culpa, acababa de herir a quien más quiero en la vida, y lo había dejado en una delgada línea entre la vida y la muerte.

La Anónima.

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