jueves, 23 de enero de 2014

Con vos hasta el final-Capítulo 4

-Bueno, pues yo...-dije apartándome un mechón de la cara.
-Eres lo que vengo buscando hace tiempo...-me dijo mientras me miraba con admiración.
-¿Lo soy?
-Claro que sí, eres perfecta.
-Qué tierno. Esto...¿queda aquí o...?-pregunté sin entender lo que había sucedido anteriormente.
-Como tú quieras, bueno, sería un privilegio ser tu novio, pero es tu decisión...
Me reí.
-Entonces eres mi novio. Aunque todos digan que somos unos apurados que apenas se conocen y ya se aman.
-Pues sí, lo que digan no importa.-dijo, me sonrió y me dio un beso.
Luego me tomó de la mano y fuimos a mi casa. Estuvimos un rato ahí y de repente sonó el timbre. Me pregunté quién sería, le dije a mi novio que me espere y fui a atender.
-Ya vooooy.-grité desde la escalera.
Finalemente llegué abajo y abrí la puerta. Era Zoe.
-Oye Emma, yo solo quería decirte que lo siento mucho. La verdad es que solo dije todas esas cosas porque te quiero y no me gustaría verte sufrir por ese, y me saqué.
-No importa, todo está bien, entiendo que tú lo conocías en la secundaria y él era así, pero ya no, debes entenderlo.
-¿Y tú cómo lo sabes? Hace tres días que lo conoces, no jodas.
-Sí, pero en tres días ha logrado algo que nadie en toda mi vida...
-Ay, no te hagas la tierna ahora, voy a subir.
-No creo que te agrade lo que te espera allá arriba.-dije riendo.
-¿Qué?-dijo Zoe volteándose justo antes de llegar al último escalón. Después se dio vuelta y vio a Facundo ahí parado.
-Zoe...-dijo él.-Tanto tiempo.
-Tiene que ser una broma...
-No lo es, supongamos que para ti Emma es como una hermana, pues yo vendría a ser tu cuñado.
-¡Emma! ¿ES TU NOVIO?-dijo gritando.
-Ay cálmate, y sí lo es.
-Te arrepentirás de esto.-dijo pegándome, ya en broma y riéndose.-Bueno, ya, se ven lindos juntos, qué más puedo decir...
-Sabía que aflojarías.-dije y la abracé.
-Todo porque mis amigas sean felices. Por cierto, hola cuñado.-dijo dirigiéndose a Facundo.
-Respuesta tardía.-dijo él con una sonrisa.
-Mejor los dejo. Tengo que contarles el chisme a las otras. Ay este amor de hoy en día...-dijo reparando a una abuela.
-No hagas exageraciones en tu relato, ¿si?-le dije.
-No lo haré, ahora me despido, pásenla bien.-dijo y bajó las escaleras para irse.
Cuando dejó mi casa, Facundo me abrazó por la espalda y dijo:
-¿Qué hice yo en tres días que nadie hizo en toda una vida?
-Hacerme sentir escuchada, amada, especial, talentosa, y miles de otras cosas, ¿sabes?-dije y tomé sus manos.
Él me dio un beso en la mejilla y me dijo al oído.
-Me gusta hacer sentir a la gente como realmente es. No miento, deberías saberlo.
-¿No mientes?-dije soltándome y riéndome.-Esta te va porque eres un mentiroso.-dije y le pegué con mi almohada.
-¡Oye!-dijo, se rió y me alzó en su hombre.
-¡Ay! ¡No! ¡Suéltame!-mi risa no se controlaba mientras gritaba.
-No, me dijiste mentiroso.-dijo y me dejó en mi cama quedando justo encima mío.
-A ver, es que lo eres. Todos mentimos. ¿Si o no?
-Etchegoyen no miente.
Me reí y me dio un beso, luego nos levantamos y estuvimos un rato sin hablar.
-Incómodo, ¿verdad?-dije para cortar el silencio.
-Sí...Pero no más que dormir en el sillón porque no encuentras las llaves.
-Cállate, tú quisiste.-dije entre risas.
-Es cierto. Oye, tengo que irme, pero te prometo que nos veremos mañana o cuando sea.
-Está bien, te acompaño hasta ahí abajo.
Bajamos las escaleras, me abrazó y me besó.
-Te quiero mucho.-le dije.
-Yo más, mucho más.-dijo y me soltó la mano para irse. Luego se fue caminando y cerré la puerta detrás de él. Me quedé parada en la puerta y suspiré. Era tan raro...Hace tan poco que nos conocíamos y ya nos queríamos, ¿podía ser? Daba igual, con él estaba muy feliz. Miré mi celular, que había dejado tirado todo el día, y tenía miles de mensajes de mis amigas preguntándome acerca de mi nuevo noviazgo y felicitándome, llamadas perdidas, de todo. Las llamé y les conté todo, y me dijeron que había que celebrar saliendo de fiesta, en sus palabras textuales sería una 'última noche antes de que perdamos a Emma que se nos casó'. Acepté ya que tenía ganas de ir a despejarme un rato de mis obligaciones, me di una ducha, me puse un short de color rosa, una remera blanca con una inscripción en negro y unos sandalias altas doradas. Me dejé el pelo suelto y me puse un perfume dulce. Luego me maquillé y esperé a que llegaran mis amigas. A eso de las 10 de la noche llegó Constanza, me abrazó y me dijo:
-Será una noche de soltera casada. Tenías que avisarnos que te pondrías de novia.-dijo riendo.
-No pensé que sucedería.-dije.
-Qué emoción, luego me tienes que contar todo lo que vaya pasando, ¿si?
-Obvio que sí, tonta.
Salimos y como siempre yo privándome de alcohol y todo aquello que ellas amaban y que hacían de su noche una total diversión. Cuanto terminó la fiesta, llegué a mi casa, me quité las sandalias y agarré mi teléfono, y tenía un mensaje de él, diciéndome que la pase muy bien y que me quería mucho. Sonreí y le respondí. Aún no podía creerlo, estaba en mi mejor momento.

La Anónima.


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