sábado, 18 de enero de 2014

Con vos hasta el final-Capítulo 3

Su padre le prestó el coche y fuimos a un restaurante muy caro al parecer. Durante la cena hablamos mucho sobre la música y sobre cómo él podría ayudarme a salir adelante.
-La comida está espectacular-dije.
-La verdad que sí.
-Desde aquella última cena que preparó mi madre que no comía tan bien...
Me miró con tristeza, cómo si lamentara mucho mi pérdida. 
-¿Qué pasa?-le pregunté.
-No, nada.-dijo.
Luego de eso, subimos al auto y puse la radio. Empezamos a pasar las estaciones y no había nada bueno. Hasta que sonó una canción muy movida y comenzamos a bailar de formas estúpidas y hacer caras feas el uno al otro. Nos reímos mucho, demasiado diría yo. Paró el auto justo en frente de mi casa.
-Oye, ¿no quieres subir un rato?-le ofrecí.
-Claro.
Bajamos del auto y abrí la puerta de mi casa para que subamos. 
Cuando llegamos arriba, nos sentamos en la cama y nos quedamos callados.
-Bueno, un silencio incómodo...-dijo.
-Sí. ¿Qué hacemos?
-Espera, tengo una idea. Ya vengo.
Bajó, abrió su auto y volvió con algo en la mano. Una película. Y en la otra, una bolsa de pochoclos.
Sonreí y pregunté:
-¿Y eso de dónde salió?
-Secreto. 
Ay. Era demasiado. Después de lo que Zoe me había dicho sobre él, pensé que yo sería una más, pero me estaba gustando más de lo que deseaba, me estaba enamorando y mucho.
-¿Y de qué es la película?
-Pues, no sé, creo que es una de esas comedias románticas estúpidas de siempre.-dijo riendo.
La vimos, y efectivamente lo era, mientras al medio estaban los pochoclos y cuando nos aburríamos de ver hacíamos una guerra. ¿En qué momento me quedé dormida?
Al día siguiente me levanté acostada en mi cama y miré por la ventana. Su auto seguía ahí. ¿Qué había sucedido? 
Antes de darme vuelta, oí su voz:
-Te quedaste dormida. No quería irme sin despedirme. De todas formas si hubiera querido, no sabía dónde estaban las llaves de tu casa, y tampoco quería despertarte.
-¿Dónde has dormido?-fue lo primero que se me ocurrió preguntar.
-No importa.
-Sí importa, vamos, dime.
-Bueno, en el sillón, es bastante cómodo.
-No deberías haberme dejado dormir...Bueno, igual fue lindo de tu parte. ¿Cómo es que aparecí en mi cama?
-Yo te llevé, no te despertaste, se ve que tienes un sueño muy profundo.
-Me has llevado a mi cama, ¿y no me desperté?-dije pensando que era muy suave, realmente no tenía sueño pesado, para nada, mínimo ruido que oyera y ya me despertaba.
-Exactamente.
Me quedé sorprendida. Luego de un rato se fue a su casa. No podía esperar para llamar a Constanza. Lo hice. Justo antes de que me de el contestador, escuché su voz.
-¿Hola?
-Hola...
-¿Qué hay de nuevo?
-Mucho.
-Vamos, cuenta.
-Pues, conocí a alguien...De hecho ya lo conocía, pero da igual, lo conocí bien. 
-¡OH DIOS MÍO! ¡ESTÁS LIGANDO CON ALGUIEN!
-Shhh, Constanza, no grites.
-¿Quién es?
-Pues, creo que recordó mi escape fugaz de la otra noche, porque al día siguiente, Etchegoyen se presentó a mi trabajo y me encontró, me invitó a salir y ha dormido en mi casa por accidente.
-¿HAS PERDIDO LA VIRGINIDAD?
-¡No! Solo me quedé dormida y no pudo irse, no quiso despertarme.
-Ay, qué ternurita. Te habrá violado en sueños.
-Calla, tonta. Él es muy lindo, en verdad. 
-Dile a Zoe, ya mismo.
-Ahora la llamo.
Colgué, y de inmediato llamé a mi otra amiga.
-¡Emma!
-Hola Zoe.
-¿Qué pasa?
-Algo bastante bueno. 
-Vamos, dime, me intriga mucho saber.
-Mi táctica de correr vistosamente para no hablarle a un chico realmente funciona.
-JODER. ¿Estás saliendo con Etchegoyen?
-Que no, que solo vino a mi bar a la mañana y luego salimos...Y vino a mi casa y...me dormí y él no me despertó, y se quedó.
-¡No puedo creerlo! Es genial. Aunque espero que no te estés enamorando de él.
-Pues, a decir verdad...
-No Emma, no. Jamás en tu vida debes ilusionarte con él. Te hará creer especial en su vida y no es así. 
-A mí me pareció muy lindo y tierno. Además, creo que le gusto.
Una risotada de Zoe me aturdió.
-¿Gustarle? Ni hables de eso, es un egocéntrico, que solo piensa en él y no le interesa nadie, es solo ligar. ¿No lo entiendes?
-Las personas cambian.
-Saldrás herida. 
-En tan solo una hora me estuvo escuchando y me ayudó a animarme a algo que en tres años jamás se hubiera pasado por la mente, además tuvo gestos muy lindos conmigo.
-Así hace con todas. Eres una más, Emma, abre los ojos.
-Ya basta.-dije y le corté.
Me molestó mucho su actitud. Tal vez ella lo conocía de antes, pero no quise creerle. No iba a permitir que arruinara esto.

La semana siguiente, Zoe y yo estuvimos evitándonos e ignorándonos bastante. Mis otras amigas no se dieron cuenta, o quisieron pasarlo por alto, porque ni siquiera preguntaron qué nos ocurría. 
El viernes, me dirigía al baño de la universidad, pero me quedé parada antes de la puerta, porque escuché la voz de Zoe.
-...solo que ella se cree que le importa.
-Puede que sí.-reconocí la voz de Constanza.
-No. Ella no entiende que él no se enamora. Además no se fijaría en alguien como ella.
Sus palabras me dolieron. ¿Porqué no? ¿Acaso era tan mala elección?
-¿Porqué dices eso de ella? Es tu amiga. 
-Lo es, por eso no quiero que sufra con él. No vale la pena. 
-Déjala. Sabe lo que hace, tal vez te estés equivocando.
-¿Qué diablos les ocurre? ¿Acaso no entienden que ese no la quiere y nunca la querrá? ¿Porqué debería? ¿Qué tiene ella que no tenga otra? ¿Eh? Dime. Es igual a cualquiera de esas con las que se ha liado.
-No puedo creerlo, Zoe, me decepcionas.-dijo y oí sus pasos. Pero no me fui. Deseaba que me vieran. Mis ojos estaban llenos de lágrimas, jamás pensé que mi amiga diría eso.
Constanza me vio y dijo:
-Ay no, Emma. 
Y luego Zoe, que se quedó boquiabierta. En cuanto las vi, solo me di la vuelta y me fui caminando muy rápido y conteniendo el llanto.
-Emma, no quise...Yo solo...-decía Zoe a lo lejos.
Me fui caminando a casa, y por ahí, de repente sentí que alguien tomaba mi mano.
-Ey, ¿qué te pasa?-dijo.
Era Facundo. Verlo, tenerlo cerca, y todo eso, me hizo llorar más. Me abrazó contra su pecho y me dijo que me tranquilice. Nos sentamos en un banco y me preguntó una vez '¿qué te pasa?'
-Solo son problemas entre amigas.-dije entre sollozos.
-Pero...¿Al menos de qué se trata?
-Verás, es muy simple. Mi amiga, una de las que yo consideraba 'mejor amiga' dice que esa persona que me gusta solo juega conmigo porque eso hace con todas. Hasta ahí solo nos peleamos un poco, pero luego la oí en el baño con mi amiga más íntima, dijo que yo era igual que todas, que no me querría porque no tengo nada especial, y que él jamás se fijaría en mí porque soy como cualquiera de esas con las que ha ligado.
-Emma, tú tienes algo que 'cualquiera de esas con las que he ligado' no. Sabes, aquel día en la parada del autobús, cuando te quitaste los lentes, me reí, porque me gustaste, con ellos y sin ellos, tu actitud me hizo sonreír. Luego, en la fiesta, y finalmente en tu bar, cuando te conocí mejor y descubrí lo talentosa que eras, tu personalidad no se iguala a ninguna, ¿sabes? No eres una más. Te busqué. Y no pienso perder la oportunidad. En verdad me importas, nunca sentí algo parecido.
No podía creerlo, sabía que el era 'esa persona que me gusta'. Y había dicho todo eso, con su irresistible voz...En ese momento me tocó la cara y solo pude articular un '¿en serio?'
-Muy en serio-dijo secándome una lágrima.-
Entonces se acercó mucho a mí. 
-No debería...-dijo.-Es apresurado. Apenas nos conocemos y creo que...
-Sh.-dije y lo abracé por el cuello.
Y él me rodeó la cintura con sus brazos, y cada vez lo sentía más cerca, su perfume me invadía, y con la otra mano empecé a acariciar su cabello despeinado. Hasta que nos besamos. Y madre mía, era un experto.


La Anónima.

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