lunes, 24 de febrero de 2014

Casualty-Capítulo 1

Era un grupo de seis skaters de clase media...
Nueva York, 3 de diciembre de 2007
Mackenzie caminaba por una calle vacía aquella noche, el ambiente estaba muy frío, pero no pararía hasta llegar al lugar donde ella vivía con sus amigos. La luna alumbraba un poco su camino, pero no le alcanzaba la luz, y tropezó con unas cuantas piedras y hasta con el cordón de la vereda cuando tuvo que cruzar la calle. Finalmente llegó, vio unas luces prendidas y se preguntó qué harían despiertos. Su amigo Josh, que era prácticamente su hermano, estaba parado en la puerta con una expresión de disgusto en la cara.
-¿Josh? ¿Qué sucedió?-le preguntó Mackenzie al encontrárselo.
-Unos estúpidos y su 'clan' quieren meterse con nosotros.
-¿De qué hablas? ¿Clan?
-Así le llaman a su grupo de tarados.
-Déjame ver.
Pero Josh se interpuso en su camino negando con la cabeza.
-No, Kenzie, están armados.
-¡¿Y tú qué haces aquí y no ayudando a nuestros colegas?!
-Cuido que no entren más de ellos.
-Cobarde, iré a enfrentarlos.
Mackenzie hizo a un lado a su amigo y se abrió paso.
-¿Qué es esto?-preguntó al ver unas chicas molestando a sus amigos, mientras que tres chicos presumían sus armas.
-Ustedes ni siquiera deben saber usar esas armas. Son unos niños de mami. Dejen de molestarnos y váyanse, idiotas.-añadió Mackenzie.
-¿Niños de mami?-dijo uno de los chicos, que era bastante rellenito, mientras se quitaba los lentes de sol.
-Sí. ¿Usan lentes de sol por la noche? Qué patéticos.-los desafió ella.
Uno de los chicos, alto, castaño y bastante apuesto, le dedicó una reluciente sonrisa a Mackenzie y se acercó a ella.
-¿Y tú qué? ¿Te crees que me vas a seducir con esa miradita de imbécil que haces?-dijo Kenzie alterada.
-Ey, cuánta agresión. ¿Cómo te llamas?-preguntó él.
-Eso a ti no te incumbe.-le respondió ella.
-Bueno, qué carácter. Por si quieres saber, yo soy Alexander.
-No me interesaba, ¿puedes decirle a tus amiguitos que se vayan y se lleven sus armas de juguete de aquí? Nadie se cree la de su 'clan'.-dijo haciendo comillas con los dedos.
-¡No te metas con el clan!-gritó el otro chico, que era rubio.
-Lo haré porque ustedes realmente aburren. Hasta que llegaste tú esto prácticamente no tenía gracia...-dijo Alexander.
-Bueno, me alegro. Ahora váyanse.-dijo Mackenzie señalando la puerta.
Alexander se dio la vuelta y les hizo una seña a sus compañeros para que se fueran. Mackenzie salió a la puerta y se quedó parada en la vereda mientras veía como el chico rellenito se subía en un auto de marca Audi que parecía bastante costoso. Luego de que todos subieran, el coche arrancó, se acercó a donde estaba Mackenzie y pasó por un enorme charco de agua que la mojó entera. Ella, con una expresión de sorpresa y enojo en el rostro, tomó un palo de madera bastante grande que estaba a su lado y golpeó con todas sus fuerzas la parte trasera del carro que la había salpicado antes de que se alejara. Sintió una frenada y se fue corriendo.
-¡Acaba de romperme el auto!-gritaba el chico rellenito, que se llamaba Christopher.
-Pero...-Alex quiso decir algo, pero no pudo.
-Pero nada, ¡ve y busca esa perra y haz que pague!-repuso Chris.
Alexander se bajó del carro y corrió en la dirección en la que Mackenzie se había ido. Aquellas calles estaban desiertas, hasta que vio una luz color violeta que provenía de un cartel, en él se reflejaba el nombre 'Lights'. Al parecer era un club nocturno. Alex se metió en él y vio un mundo de desidia, en el piso había gente borracha, en las mesas, mujeres prácticamente desnudas bailando, en la barra, adolescentes fumando y drogándose, etcétera. Él pasó entre la gente buscando a 'la chica sin nombre' para él.
Mackenzie no sabía dónde estaba, había huido allí porque sentía que no le esperaba un buen futuro si se quedaba en su casa, el clan iba a atraparla tarde o temprano. Sintió que dos personas le tomaban cada una un brazo y se la llevaban, por las voces que oyó, eran hombres.
-¡Suéltenme!-gritó, pero con los ruidos y la música altísima, sus alaridos eran imperceptibles.
De repente las manos la soltaron, ella empezó a mirar a su alrededor, pero no encontró más que gente bailando. En un momento, divisó a Alexander golpeando en la cara a uno de los hombres que la había atacado. Los hombres eran bastante flacos y sin músculos, mientras que Alex era fornido y tenía un físico perfecto para su edad, que serían aproximadamente 20 años.
-Estamos a mano.-articuló el hombre al cual Alexander tenía atrapado entre sus manos.
-No se te ocurra volverla a tocar.-dijo él soltándolo y alejándose para buscar a Mackenzie.
-¿Porqué hiciste eso?-dijo ella al estar a su lado.
-Acabas de ocasionar un hermoso golpe en el auto de mi amigo y pretendo que pagues.
-¿Crees que lo haré?-dijo ella con sarcasmo en su mirada.
-Acabo de salvar tu vida.
A ella se le borró la sonrisa rápidamente y desvió la mirada al suelo.
-Está bien. Solo por eso.
-Mejor así. Ahora ven conmigo y deja de meterte en líos.
Por más que fuera porque ella debía pagar, Alexander tenía una actitud protectora con ella, y eso le atraía a Mackenzie.
-Mackenzie.-dijo ella.
-¿Eh?-dijo él sin entender.
-Me llamo Mackenzie.
-Ah. Bueno, te dignaste a decírmelo.
-Tuve que hacerlo.
Al llegar al lugar donde Mackenzie y los otros cinco skaters vivían, ella lo miró extrañada.
-¿Porqué están interesados en mis amigos? ¿Porqué vinieron armados aquí?-preguntó.
-No te interesa ese asunto.-le respondió duramente Alex.
-Sí me interesa. Me niego a pagar por su auto si no me lo dices. Los denuncio.
-Son cosas oscuras, niña.
-¿Niña? ¿Cuántos crees que tengo? ¿15?
-No lo sé...
-Tengo 19 años, puedes explicarme perfectamente tus 'cosas oscuras', me da la cabeza, ¿sabes? No tendré pesadillas con tu maldito clan.
-Bien. Cálmate. Mi clan está interesado en tu grupo porque ustedes no son simples skaters, ustedes tienen un secreto, tienen algo que ver con un primo de Christopher que murió hace años.
-Nosotros jamás cometimos ningún crimen.
-Tal vez tú no, pero no sabes si ellos...
-No dudaría nunca de ellos. Ellos no matarían a nadie, son buenas personas y estoy totalmente segura de ello. No son como los de tu clan, Alexander.
-Mackenzie no puedes...
-¡Cállate! ¡No pueden juzgarnos cuando vienen con armas a reclamar sus estupideces!
-¡Mackenzie! ¿Puedes controlarte? ¡Deja de gritar! Christopher sabe qué clase de secta es la tuya.
-¿Secta? ¡Simplemente somos amigos! ¡Es un grupo de skaters! ¡Dejen de inventar! Todos son clanes, sectas, todo es así para ustedes, ¿no? Mira esto no es una novela policial ni nada de eso, así que si no les importa, desaparezcan de mi vida y de la de mis amigos.
-No hasta que pagues, tú con tu deuda y ellos con la suya.
-No creo que tengan nada que pagar. Te daré el dinero en cinco meses, ahora no lo tengo, por eso te pagaré en cuotas, pero déjenlos en paz.
-Veré qué hago.
Alexander se fue sin despedirse y Mackenzie entró a la casa.

La Anónima.


No hay comentarios:

Publicar un comentario