jueves, 6 de febrero de 2014

El amigo de mi hermano-Capítulo 2

Los días fueron pasando, ya me estaba acostumbrando a esto, me había integrado más al curso y al grupo.
Hoy es viernes, el mejor día de la semana, voy a poder quedarme hasta tarde, al fin. Al llegar a casa, me encontré con mi hermano y unos amigos comiendo en la cocina, y ahí estaba él. Justo cuando me di vuelta para irme, Francisco como siempre tan tarado, me dijo:
-Hola, ¿no?, ¿Qué? ¿No nos vas a saludar?
Después de oír eso, respiré profundo, me di vuelta y respondí:
-Hola, ¿contento?
-Si, mucho.-contestó.-Ah...y otra cosa.
-¿Qué?-respondí enojada.
-Sácate ese rodete de la cabeza, te queda espantoso.
-Eres un estúpido.-agregué gritándole mientras me dirigía a mi alcoba.
Al llegar, me quedé un rato escuchando música y pensando sobre como Francisco me había avergonzado en frente de todos sus amigos.
-Algún día le daré su merecido.-me dije a mi misma.
Luego de unos minutos, miré el reloj, marcaba las tres de la tarde y yo ni había almorzado, así que decidí bajar.
Al llegar, vi que no había más comida, esto era obra de ya saben quien, así que subí furiosa a su cuarto, necesitaba hablar con él. Toqué la puerta un buen rato, hasta que me abrió y dijo:
-¿Qué quieres, no ves que estoy con mis amigos?
-Si, pero te acabaste toda la comida.-dije.
-¿Y?-preguntó.
-Yo ni almorcé.
-Pf, no pasa nada, una vez que no almuerces no hace daño. Además necesitas bajar un poco de peso.-comentó cerrándome la puerta en la cara.
Me dolieron demasiado sus palabras, una lágrima resbaló por mi mejilla y como no quería que me vieran llorar, me dirigí a mi habitación para quedarme ahí un buen rato.
Llegó la hora de cenar, ya me había bañado así que estaba lista para bajar. Al llegar abajo, me encontré con el chico que me gustaba, estaba sentado en el último escalón. Al escuchar mi llegada, se volteó y dijo:
-Hola, ¿todo bien?
-Si, ¿y tú?-contesté sentándome a su lado.
-Si, oye todavía no se tu nombre.
-Soy Martina.
-Gusto en conocerte Martina, soy Agustín.-dijo sonriendo.
En ese momento, llegó mi hermano, y Agustín tuvo que irse con él al comedor, en cuanto a mí, pues... yo comía en la cocina.
Al llegar la hora de dormir, me quedé pensando en aquella charla, bueno aunque fuera corta, me había gustado. Estaba segura de que estaba enamorada de él, porque... cada vez que pasaba a su lado, sentía maripositas en el estómago. Pero...no podía dejar que él lo supiera, no sin antes averiguar si aquella chica con la que estaba el otro día era su novia.


Srta. Misteriosa


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