jueves, 6 de febrero de 2014

Del odio al amor en un solo paso

Por fin es el último día del año en este colegio que tanto odio. Nadie me quiere, no tengo amigos y todos se burlan de mí. ¿Será porque no me maquillo? ¿Porque soy la única que se viste sin gracia y lleva su cabello atado? ¿Porque soy estudiosa y callada? No lo sé, pero me tienen cansada. Cada recreo debo quedarme sola en mi curso porque nadie es capaz de hablarme, todos me ignoran y me miran con desprecio. A veces me dicen que apesto, que les doy asco, y yo no les hago caso, pero al llegar a mi casa no hago más que llorar. De todas formas, en tres meses tendré que volver...¡Y aún me quedan dos años!

Como cada vez que comienza el ciclo lectivo, me pregunto antes de ir a clases: ¿cómo serán los nuevos? ¿Alguno querrá ser mi amigo?
Me puse el uniforme, me hice una cola de caballo, me lavé la cara y me fui directamente al colegio con mi mamá que me deseaba suerte en el auto. Me bajé, entré y me dirigí a mi nuevo curso. Estaban todas las chicas amontonadas y mirando a la pared, al parecer había alguien ahí. ¿Quién sería? Simplemente pasé al curso sin fijarme en lo que esas niñas huecas estaban haciendo. Dejé mi bolso caer en un banco vacío y me senté en el otro, ya que era obvio que no tendría un acompañante.
Sonó la campana para que entrara el resto de mis compañeros y yo observaba cómo los nuevos se quedaban parados al lado de la puerta mientras que el resto se acomodaba en los asientos. Había uno bastante lindo, tenía buen físico, una nariz respingada, ojos grandes y marrones, sonrisa perfecta y un despeinado cabello castaño. Se presentaron todos, hasta que llegó su turno:
-Me llamo Lucas González y vengo del Colegio San José.-dijo.
Tenía una voz muy masculina y sexy.
La profesora les dijo a los nuevos que cada uno debía tomar un lugar de los que estaban desocupados, y que de a poco se fueron ubicando, así que bajé la vista ya que nadie querría venir conmigo. Estaba escribiendo tonterías en mi mesa cuando de repente oí y vi de reojo que alguien tomaba mi bolso y lo dejaba en el piso. Volteé para ver quién era y al lado mío estaba Lucas. Las chicas del curso me miraban envidiosas y con furia, aunque yo no pretendía nada con aquel chico.
-Holaaaa.-dijo alegre.
-Hola.-respondí desganada.
-Uh, qué mala onda.
Lo miré con enojo y bufé. No hablamos en toda la mañana, solo era un compañero de banco que se había sentado conmigo porque no le quedaba otra. En el último recreo, sus amigos y él se acercaron a mi banco y empezaron a halagarme, querían dinero.
-Vamos, bonita, préstanos.-dijo uno de ellos.
-¡Si tú ni sales al recreo!-gritó otro.
-¿Ah no?-dije y me levanté de mi banco.
Salí del curso con los seis chicos detrás mío, y me puse en la fila del kiosco, cuando estaba a punto de llegar mi turno para comprar, Lucas se puso al lado mío, me dijo algo que no entendí y luego sin que yo me diera por aludida me quitó mi dinero de un tirón.
-Oye, ¿qué haces? ¡Eso es robar!-le dije enojada.
-No me digas...-dijo él y le dio el dinero a su amigo.
Golpeé a Lucas pero él me agarró de las muñecas mirándome a los ojos.
-Tranquila, te debemos una.-dijo y me solté. Él rió como el gran idiota que era.
Enojada, vi como se gastaban mi dinero y volví al aula, desde ese día supe que odiaría a González, maldito creído, imbécil, ladrón.
Al día siguiente, la profesora nos dio un trabajo de a dos, tener que ser su compañera me resultaba repulsivo.
-Te aclaro que no pienso hacerlo sola.-dije.
-Nadie dijo eso...
Él tomó mi colita de caballo que me llegaba a la cintura y empezó a jugar con ella. Lo miré extrañada.
-¿Qué se supone que haces?-le pregunté.
-No lo sé, me gusta molestar con tu pelo.
-Ya.-le dije yo.-Hay que poner seudónimos en el trabajo, ¿cuál será el tuyo?
-Elígelo tú y yo elegiré el tuyo.
-Pues, 'puto ladrón' te iría perfecto.
-Vamos, no se admiten malas palabras.
-Entonces serás Lucas y ya.
-Qué creativa. Tú serás Tina.
-Creo que preferiría Valen...
-No, Tina y punto.
Nunca nadie me decía así. Solo Valen o  Valentina, o nerd apestosa, fea, estúpida, antisocial, entre otros.
Estaba escribiendo cuando de repente levanté la vista y él me miraba extraño
-¿Qué?-dije.
Él se sobresaltó y dejó de mirarme.
-No, nada.-me respondió.
De repente la profesora lo llamó y le dije que lo buscaban en la oficina del director. Me pregunté qué le habría pasado y luego me dijo que alguien se había dado cuenta del robo del día anterior. Aunque traté de justificarlo, como la gran estúpida que soy, le pusieron 10 amonestaciones.
-Al final todos tienen su castigo.-dije radiante.
-Trataste de salvarme, Tina, me di cuenta, me amas secretamente, ¿verdad?-dijo él.
-Deja de soñar.-le respondí.
-Eres linda.-me dijo.
Me quedé impresionada. Nunca nadie que no fuera mi madre o padre me había dicho eso. Sentí un vuelco en mi corazón y una sensación muy agradable, pero luego pensé que estaba jugando conmigo.
-¿Es broma?-le pregunté.
-Si sueltas tu pelo y te pones un poquito de maquillaje, todos se darán cuenta de lo ciegos que están. No sé qué te han visto de fea.
Me sonrojé.
-Gracias, creo.-le dije.
-De nada.-contestó triunfante.
Está bien, fue el primer chico que me dijo que era linda en toda mi vida, y era muy lindo, pero igual lo odiaba.
Sonó la campana del recreo y él se levantó del banco y se fue con las dos más lindas y populares de mi curso, Melissa y Fabiana. La rubia, osea Melissa, se apoyaba en su pecho todo el tiempo y se reía con él, mientras le tocaba el cuello, siempre zorreaba así con todos los chicos lindos, pero esta vez se estaba pasando.
-Miren eso.-dijo Fabiana señalándome.
Melissa rompió a reír, aún abrazada a Lucas.
-Pero si es la fracasada de tu compañera de banco.-le dijo a Lucas.
Aunque ellas me importaran una mierda, sus palabras me dolían, y aunque actuara indiferente, me daban ganas de llorar, me heria cada uno de sus insultos. Las miré de manera despreciable mientras se reian de mí.
-Oye, no le digas así.-dijo Lucas.
-Tienes razón, fracasada es una palabra que para ella es poco, deberíamos decirle maldita friki fea intentando ser linda, que por cierto en su barrio es una zorra de cuarta que debe cobrar $2, servicio barato para su desesperación porque alguien la quiera.-dijo ella riendo aún más fuerte.
Sus últimas palabras fueron como tres puñaladas en el corazón para mí.'Alguien la quiera'. ¿Es que nadie me quiere? No aguanté y lágrimas brotaron de mis ojos, me alejé caminando despacio hacia el baño, escuché que ellas decían barbaridades sobre mí, hasta que una voz masculina las detuvo.
-¿Quiénes se creen que son? Vuelvan a donde salieron, par de ratas.
Era la voz de Lucas. Gritos y expresiones de disgusto provenientes de Melissa y Fabiana se oyeron desde lejos. Sentí como alguien me agarraba del brazo y me frenaba antes de que llegara al baño.
-Ey, no les hagas caso.-dijo Lucas.
-Perdona, pero quiero estar sola un minuto.-le respondí y entré rápido al baño.
La gran cantidad de chicas que habia allí me observaba como si fuera un alien. Me metí en uno de los tocadores y me apoyé en la puerta. Descargué todo el llanto y luego salí para lavarme la cara. Fui al pasillo y Lucas seguía allí.
-¿Porqué me defendiste?-fue lo primero que se me ocurrió preguntar.
-Porque no creo que nadie se merezca lo que esas dos te hicieron.
-Gracias.-le dije.
-En serio te digo que no deberías llevarles el apunte. Son dos idiotas.
Sonreí. Por fin un compañero me apoyaba, era raro.
-Eso creo.-dije al fin.
-Sonríe, y haz lo que te dije, suéltate el pelo, maquíllate, y verás cómo se arrepienten.
Me reí.
-Lo haré y veremos.
-Ya, así te ves hermosa para mí, pero su estupidez no los deja ver, ¡así que acláralo!
Me sentí tan bien al oír esas palabras que todo el dolor que tenía adentro de mi corazón desapareció.
A la mañana siguiente, ya sabía qué hacer. Dejé mi cabello suelto, y noté que así se veía mucho más brillante y suave, luego apliqué rímel y delineador en mis ojos, lo que me dio una mirada mucho más interesante y seductora, finalmente me puse brillo sobre los labios. Mi imagen cambiaba totalmente con tan solo eso. Al llegar, noté cómo todos me miraban asombrados, iba pasando y me sentía muy observada, se ve que Lucas tenía razón. Cuando entré a mi curso, una expresión de sorpresa de parte de Melissa me recibió, junto con las miradas de todos. Me sentí muy rara, hasta que vi a Lucas allí sentado, sonriéndome y haciendo una seña de que todo había salido perfecto. Me senté en mi banco.
-No te das una idea de lo radiante que te ves, Tina.-me dijo.
Me ruboricé y agradecí. De pronto, los que se sentaban adelante nuestro, se dieron vuelta.
-Valentina...-dijo uno.
-Para ti yo era nerd apestosa hasta ayer.-le dije.
-Lo siento.
-Ni me hables.
-Pero...
-Sh, date vuelta.
Lucas se rió.
-Así se hace, serás la chica más difícil de todo el colegio. Aunque creo que ya lo eras...
Solo pude reírme cuando de repente entró el director muy furioso y llamó a Lucas por su apellido. Me preocupé por lo que le diría.
-Ya nos enteramos de quién fue el que andaba pintando esas cosas en las paredes del colegio.
-¿Qué?-dijo él.
-Lo dedujimos por las escrituras que hay en su cuaderno. Son las mismas que hay en la pared.
Lucas sí había pintado esos graffitis o algo parecido, pero tenía que ayudarlo.
-Esto implica 5 amonestaciones.
Al oír eso, un impulso casi involuntario hizo que me pare bruscamente de la silla.
-No...-dije.
El director, Lucas y todos mis compañeros clavaron sus miradas en mí.
Rogué porque Lucas me dejara salvarlo de esta, si le colocaban esas 5 amonestaciones, él quedaría fuera del colegio, y no podía permitirlo.
-He sido yo la que escribió eso en su cuaderno. Y también en la pared. Lo siento.
-Muy ingeniosa, Segovia. Venga para acá, quería inculpar a su pobre compañero y al final se arrepintió, ¿verdad? Nos vamos a la dirección.-dijo el director.
Todos me miraban muy impresionados, Lucas con agradecimiento y el resto desentendidos. Fui a la sala del director y me aplicó las 5 amonestaciones, que para mí no significaban tanto.
Cuando volví, nuevamente las miradas de todos se posaron en mí, hasta que llegué a mi banco.
-Veo que te importo.-dijo Lucas.
-Te odio, pero hiciste algo bueno por mí, te la debía.
-No me debías nada, ser bonita es tu mérito, no mío.
Me hizo poner roja.
-Bueno, me refiero a defenderme de esas dos y apoyarme.
-Bueno, eso te lo merecías. Da igual, muchas gracias por ayudarme, te quiero Tina.
'Te quiero Tina'. Vuelvo a decir que nunca NADIE en toda la escuela me dijo que me quería. Pero no le dije nada.
Al final de ese día, él estaba en el pasillo, otra vez hablando con Melissa y Fabiana. Lo miré con odio y al parecer se dio cuenta. No entiendo porqué lo hacía. Me molestaba mucho que estuviera rodeado de esas zorras populares todo el tiempo. Cuando llegué a mi casa, no había nadie, así que me quedé sentada en el cordón de la vereda, hacía mucho calor y el sol ardía. De repente, oí pasos y cuando miré para la derecha, Lucas venía por la calle. Se paró al lado mío, me tendió su mano y yo la tomé, me paré y lo solté.
-¿Así que tú también vives por aquí?-dijo.
-Sí.
-¿Porqué me miraste así hoy?
-¿Cuándo?-me hice la tonta.
-A la salida.
-Eres un falso.
-¿Porqué?
-Porque andabas con esas dos después de que me dijiste que eran idiotas, no te entiendo.
-No soy yo el que va con ellas, sino ellas las que vienen conmigo, ¿entiendes?
-Igual, te odio Lucas.
-No seas celosa, Tina.
-¿Celosa? Pf, ni que fueras...
-Tu novio. ¿Verdad?
-¡Te odio!
-No es cierto. No me odias. Nunca lo hiciste, y me pasa lo mismo, pero lo acepto. Tina, no te preocupes, eres mucho más linda que todas esas zorras juntas.
Me estaba acorralando contra una pared y yo tan idiota se lo permitía, ¿qué me pasaba?
-¿Te pasa lo mismo que a mí?-preguntó él.
Pero yo estaba enmudecida. Finalmente pude decir algo.
-No. No, no y no. Te odio Lucas, lo sabes bien, te haré la vida imposi...
-Imposible te será escapar.-dijo y se acercó a mí cerrando los ojos.
Y cuando menos lo esperé, él me dio un beso. Yo seguía asombrada y tenía los ojos abiertos, lo cual le quitaba magia al momento, de a poco los fui cerrando, y abracé a Lucas por el cuello. Cuando terminó aquel largo beso, yo abrí los ojos y me sonrojé, luego empecé a reír y él me abrazó.
-¿Ahora me odias?-dijo él.
-Ahora más que nunca.
-¿Por robarte un beso?
-Por gustarme tanto.
-Entonces yo también debería odiarte.
-Tal vez...
-Te quiero Tina, te quiero mucho.
-Yo también te quiero Lucas.
Él sonrió. Yo jamás le había dicho que lo quería hasta ese momento.
En el colegio, al día siguiente, pasé al curso como siempre y me senté a su lado como si nada hubiera pasado.
-Hola.-dijo él.
-Hola.-le respondí.
No había ningún profesor allí, y al parecer no nos resistíamos, así que un ligero beso concluyó con aquella conversación. Cuando nos separamos, Melissa y Fabiana estaban boquiabiertas y no podían creerlo.
-¿Qué?-dije yo en voz alta.
Entonces nadie dijo nada y todos se dieron vuelta.
Al recreo salimos juntos, él me presentó a sus amigos y me cayeron muy bien, al menos tendría más gente conmigo, por fin. Por fin no estaba sola.
Salimos esa noche y quería decirle lo que realmente sentía.
-Lucas, bueno, quiero que sepas que en verdad contigo ya no me siento sola, gracias por defenderme cuando me humillaron, gracias por ser la primera persona en decirme que soy linda y que me querías, en serio.
Él sonrió.
-De nada, pero solo te di lo que merecías y te dije la verdad.
-Te amo.-dije pero luego bajé la vista avergonzada, pensando que quizás había estado fuera de lugar.
-No te avergüences.-me dijo y levanté la mirada.-Yo también te amo, por algo te elegí como novia, ¿no crees?
Sonreí y asentí con la cabeza. Le di la mano y me acerqué a él para darle un beso yo, ya que nunca lo había hecho.
Era feliz, muy feliz. Él fue la primera persona que tuvo lugar en mi corazón y que hizo que me sintiera bien conmigo misma, y pensar que empezó siendo como mi 'enemigo' y terminó como mi novio era lo más loco de esta historia.


La Anónima.

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