martes, 4 de febrero de 2014

My mistake

Yo era una chica como cualquier otra, me gustaba salir a fiestas, estar con mis amigas, ya saben, lo típico de de una chica de 15 años. Pero...como toda persona, tenía mis defectos, ¡ME GUSTABA TOMAR Y FUMAR! Lo obvio era que sabía que esto me haría algún daño en mi adultez pero no le daba importancia.
Era una mañana de esos inviernos fríos y secos que hay en mi país, tener que ir al colegio no me molestaba, pues iba a ver al chico que me gustaba. Él era mujeriego y también se podía decir que tenía muchas chicas a su alrededor, cosa que era imposible que se fijara en mí, o al menos eso era lo que yo creía. Los días fueron pasando, las clases ya se acababan y lo mejor era que tenía un quince, el de mi mejor amiga. Como yo sabía que él iba a ir decidí producirme demasiado, pero...sería en vano, total ni me iba a notar.
Al llegar al salón traté de buscarlo con la mirada, estaba sentado en una mesa con sus amigos y justo en la de al lado estaban mis amigas haciéndome señas para que fuera con ellas. Pasar a su lado me ponía muy nerviosa pero la idea era que me notara, así que me armé de valor, agarré mi celular, ya saben, para hacerme la interesante y le mandé un mensaje por WhatsApp a mi amigo para evitar el mal momento y poder llegar hasta la mesa donde se encontraban mis amigas. Para mi sorpresa, al llegar a la mesa y después de saludarlas, me di vuelta disimuladamente, o al menos eso traté y noté que me estaba mirando. Rápida pero discretamente me volteé de nuevo sabiendo que mi plan había funcionado. Mientras estábamos bailando, traté de buscarlo con la mirada de nuevo, hasta que lo encontré, se estaba acercando hacia donde yo estaba, así que pensé: ¿se estará acercando a mí? Y en un abrir y cerrar de ojos lo negué, NO, seguro estaba buscando a sus amigos. Pero cada vez estaba más cerca de mí. Después de un momento reaccioné y me dije: BASTA, ALLY, DE ILUSIONARTE, y justo noté que mis amigas se habían ido a saludar a Cat, mi mejor amiga, osea la quinceañera, porque antes no habían podido hacerlo. En ese momento siento que alguien me toca la espalda, al voltear noté que era él, ME ESTABA HABLANDO.
-¿Tan linda y sola?-me dijo y soltó una carcajada.
Para no sonar muy cortante decidí seguirle el juego.
-Obvio, si soy una diosa.-contesté.-Y...¿qué clase de chamuyo es ese?-reí.
-¿Chamuyo? Era sarcasmo.
Yo sabía que lo decía en broma asi que solo me reí.
-Y...¿cómo te llamas?-me preguntó, ¡OSEA QUE QUERÍA SABER MI NOMBRE!
-Ally, me llamo Ally.-contesté con una sonrisa. Bueno, era un gran paso, ya sabía mi nombre.
-¿Ally? Ja, me llamo Kevin.-y sonrió.
Como no saberlo, me conocía su vida completa o casi.
 Los días fueron pasando cada vez más rápido, las clases ya habían terminado y se podía decir que Kevin y yo éramos más cercanos. Nos contábamos todo, TO-DO. Algunos pensarán que es algo bueno, claro, confianza, pero la mayoría de las veces él se ponía a hablar de 'la chica de sus sueños'. Raro y difícil de creer. No saben lo mal que me hacía escuchar esas palabras, decir que el cielo se me venía abajo era poco, una tristeza singular.
Ya era enero, verano, pileta, literalmente vida, yo estaba preparándome para ir a ver a Kevin porque tenía algo muy importante para decirme. Al llegar no lo encontré, me preocupé y como una tonta me hice toda una historia: ¿Le habrá pasado algo? ¿Qué tal si lo que tenía para decirme era que no quería verme más? Pero en ese momento sentí algo que me cubrió los ojos, ¿sería él?
-Kevin, ¿eres tú?-pregunté con intriga.
-No, soy Juan.-dijo en tono sarcástico y quitó sus manos de mi cara.
Al escuchar su voz sentí un gran alivio, no le había pasado nada, así que me di vuelta y lo besé en la mejilla. Luego de unos minutos nos sentamos a tomar un helado y como la curiosidad me carcomía decidí preguntarle sobre el tema:
-Me dijiste que tenías algo muy importante para decirme.-mi intención era sacarle información.
-Es complicado, pero ya no puedo esperar más.
Esa frase me estremeció, ¿qué quería decir con eso?
-Pues, dímelo, sabes que puedes confiar en mí.-le dije.
-Bien, muchas veces te he hablado de la chica de mis sueños y nunca tuve la oportunidad de decirte quién es.
Si eso era lo que tenía para decirme, no valía la pena escucharlo, creo que ahogarme en mis pensamientos era una mejor opción. Se podía decir que mientra él hablaba yo solo escuchaba un 'bla, bla, bla', claro no estaba consciente de nada. Después de un rato, él se dio cuenta de que no lo estaba escuchando, o que no había escuchado nada de lo que él había dicho, entonces agregó:
-Hey, ¿oíste algo de lo que te dije?-al terminar la frase, volví en sí y contesté.
-Perdona, no te estaba escuchando, ¿qué me decías?
En ese momento, hubo un silencio rotundo e incómodo, nadie decía una palabra, sólo nos mirábamos. Se puede decir que estuvimos así un buen rato hasta que decidí marcharme, lo besé en la mejilla y fui rumbo a mi casa, o al menos ese era el plan. Después de haber dado unos cuantos pasos, sentí que alguien me sujetó suavemente el brazo con intención de que no me fuera. Era él. Me di vuelta, lo miré a los ojos y dije:
-Basta, Kevin, no quiero oír sobre la chica de tus sueños. Perdóname, pero...simplemente no quiero. Tal vez tú no lo sepas, pero no hace mal.
Justo cuando terminé la frase, sentí como me abrazó, nunca lo había hecho, bueno...no con tanta dulzura. Se podía decir que el corazón me iba a mil, uno de los mejores momentos de mi vida.
En ese momento hubo otro gran silencio, hasta que él agregó:
-Ally, tú eres la chica de mis sueños.
Antes de que pudiera decir algo, me agarró fuerte de la cintura y me besó.
Los días fueron pasando, Kevin y yo ya éramos novios, nos llevábamos bastante bien, pero no crean que todo era perfecto, porque no fue así.
Era un día un poco lluvioso, Kevin y yo habíamos quedado en vernos en su casa, cumplíamos un mes juntos y había que celebrarlo. Al llegar a su casa, estuvimos un buen rato viendo películas, hasta que llegó la hora de darle su regalo:
-Amor, tengo una sorpresa para ti.-le dije.
-Y yo para ti, reina.-me contestó sonriendo.
-Primero la tuya.-agregué, sabía que le encantaría así que quería ver su reacción.-Toma.
Al abrir el regalo se quedó muy sorprendido, hasta que respondió.
-No te hubieras molestado, igual gracias amor.-sonrió y me besó.-Ahora mismo me pongo los tennis que me regalaste.
-Te gustaron, ¿eh?-dije abrazándolo.
-No más que tú.-contestó y largó una carcajada.
En ese momento sacó algo muy grande de una caja, ¡ERA UN PERRITO GIGANTE DE PELUCHE!
-Espera...¿eso es para mí?-sonreí.
-Sip, para la más bella.-respondió.
Me quedé sin palabras, lo único que pude hacer fue darle un beso. Pero luego dije:
-Lo voy a llamar Chicho.-no podía dejar de abrazarlo, era tan suave.
-Eh, Chicho me quiere robar a MÍ novia.-agregó en tono sarcástico.
Luego de hablar un buen rato, llegó el momento de contarle mi secreto, no sabía cómo pero tarde o temprano se iba a enterar.
-Amor, debo decirte algo importante y recién tengo el valor de hacerlo.-dije seria.
-Pues, hazlo, sabes que puedes confiar en mí.-contestó.
-Bien, me gusta tomar y fumar.-agregué.
-Am...reina, no tienes que avergonzarte, todos tenemos cosas así, somos humanos, solo quiero que te cuides y me dejes hacerlo a mí también, ¿si?-respondió.
-Bueno, lamento no habértelo dicho antes.
-No pasa nada, amor, pero...si me molestó, recuerda con-fian-za.
-Pero, ¿cómo querías que te lo dijera antes? No tenía las palabras, ni el valor.-en ese momento noté que subí un poco la voz.
-No lo sé, con la boca, qué sé yo, pero me lo hubieras dicho antes.-él también subió un poco la voz.
-¡A ti no se te puede decir nada! ¡Te odio!-grité.
-Si tanto me odias, ¿porqué estás conmigo?-preguntó.
-Te odio, me voy de aquí.-respondí aún gritando.
-Pues vete, ahí está la puerta.-dijo.
En ese momento, se me empezaron a caer las lágrimas de los ojos: ¿qué nos había pasado? ¿Gritarnos? Ese no era el plan. Agarré todas mis cosas y fui rumbo a la puerta. Al llegar solo pude decir algo.
-Adiós...
-Espera, Al, ¿qué nos pasó? No quise gritarte ni nada y tampoco quiero que te vayas, así que por favor, perdóname.-dijo tocándome el cabello.
-¡Ya déjame!-grité.-¡Tú no lo entiendes! ¡Tú no entiendes porqué hago lo que hago! Claro, tienes una vida bastante buena, ¿verdad? ¡Tú no sufres como yo!
-Al...basta, ya deja de gritar, tal vez no te entienda, tal vez no, ¿y sabes porqué? Porque yo veo una chica linda, aventurera, con mucho que vivir, por eso no te entiendo, trato pero no puedo, solo explícame.-dijo.
-Bien, hace unos cuantos meses, exactamente cinco, mi madre murió de una enfermedad muy poco común, mi padre quedó tan devastado que creyó que no podría cuidarme solo, así que decidió que yo viviría con mi tía. Después de dos meses, mi padre fue internado en un manicomio por intentar desenterrar el cuerpo de mi madre. En cuanto a mí, mi tía decidió llevarme a un psicólogo, todo lo que había vivido con tan sólo quince años de edad podría haber conllevado trastornos o traumas en mi cabeza. Como vieron que yo no tenía nada, me dijeron que debía apoyarme en algo, porque sería muy probable que cayera en una depresión en unos cuántos años. Y bueno, eso hago. No elegí la mejor opción, pero bueno, mi vida es difícil.-al terminar de hablar, mi cara enrojeció de tanto llanto, pero igual no podía parar de llorar.
Hubo un silencio rotundo, él estaba sorprendido con todo lo que le había dicho, solo me abrazó. Después de un momento agregué:
-Lamento no habértelo contado, es que prefiero no tratar el tema con nadie. Las personas son muy crueles últimamente.
-Te entiendo.-contestó y me besó.

Ya pasó un año, wow, qué rápído, ya tengo 16. Kevin y yo nos llevábamos más que bien, hasta que yo metí la pata. Era una mañana súper linda, yo iba a salir a una fiesta, lo mejor era que yo iba a conducir. Me arreglé y partí a la pachanga, ah, al llegar comenzamos a bailar y mis malos hábitos a fluir:
-Annie...-le dije a una de mis amigas.-Dame un cigarro.
-Al, estás loca, vas a conducir.-respondió.
-Haz lo que te digo, no me pasará nada.-agregué.
En esa noche se podría decir que fumé unos cuatro o cinco cigarrillos, jamás lo había hecho, siempre era uno, ¡DOS COMO MUCHO!
Al salir de la fiesta, yo ya estaba con unas cuántas copas de más, precisamente borracha. Me subí a mi coche rumbo a mi casa, pero justo en la esquina, casi llegando, me crucé de banquina y choqué de frente con un poste, no hubo heridas graves, pero quedé inconsciente, por suerte mi tía oyó el impacto y salió a ver. A la mañana siguiente, desperté, el doctor me dijo que casi pierdo la vista, pero que solo tenía fracturado el brazo. Luego de unos minutos, llegó mi novio, estaba furioso.
-Hola.-dijo algo enojado.
-Hola amor, ¿cómo estás?
-Y, como puedo, ¿qué creías que hacías subiéndote a un auto ebria, eh?
-No estaba consciente, lo siente, no volverá a pasar.
-Claro, no volverá a pasar. Eres tonta.
-¿Quieres juzgarme? La que está postrada en una cama soy yo.
-Sí, eres tú, y sabes porqué, por una estupidez que cometiste.
-¡Cállate! Sí, fue culpa mía, pero no era para que vengas a recalcármelo.
-¡Te lo recalco porque parece que te hace falta! Va, digo, ¡te pedí que me dejaras cuidarte porque te amo y no quiero que te pase nada, pero si no cooperas creo que esta relación no da para más!
-Espera, no, tampoco es que no me deje cuidar, no estaba consciente, amor.
-Claro...
-¿Quieres juzgarme? Antes de conocerme eras un mujeriego infiel a todas tus noviecitas, la verdad a veces pienso que me eres infiel, no tienes buenos antecedentes.
En ese momento se quedó mudo, sabía que yo tenía razón, pero tampoco era para que se lo dijera de esa manera, lo acepto, estuve mal, yo lo quería en serio y jamás se me hubiera pasado por la cabeza pensar que me era infiel. Luego de unos minutos, él agregó:
-¿Te das cuenta de que eso no tiene nada que ver con el tema por el que peleábamos?
Am...Él tenía razón, no tenía nada que ver.
-Te quedaste muda porque sabes que tengo razón. Y...hablando de infidelidad, te aviso que jamás te sería infiel, ¿sabes porqué? Porque te amo, por ser la única que confió en mí, o confiaba, por quererme como soy y no por lo que tengo. Pero yo no puedo estar con una persona que no confía en mí, de eso se trata una relación, la confianza es lo esencial.
Todo lo que dijo me llegó, quería pedirle perdón, pero no sabía como, mi orgullo no me dejaba, así que solo dije:
-Yo también te amo, estaba perdidamente enamorada de ti y pensé que si alguna vez sucedía algo era porque estaba soñando.
-Eres tierna, pero aunque no quiera esta relación llega hasta aquí, sabes que te amo, pero si no hay confianza, nos haremos daño los dos.
Justo cuando él terminó la frase, una lágrima se resbaló por mi mejilla, todo lo que decía me dolía, ¿cómo era posible? Que se fijara en mí fue el mejor regalo que podría haberme dado la vida, obviamente en el amor, y ahora lo estoy perdiendo, no puede ser. En ese momento, él me limpió las lágrimas con su mano y dijo:
-Ally...no llores, siempre estarás en mi corazón y en mi mente, tal vez salga con otras chicas en el futuro, pero debes saber que jamás voy a olvidarme de ti, jamás.
La frase del final me estremeció, era la misma que me había dicho mi madre antes de partir. No podía dejar de llorar, hasta que dije entre lágrimas:
-Yo sabía que esto pasaría, era demasiado bueno para ser verdad, Kevin, yo jamás desconfié de ti, solo lo dije sin pensar.
-Al...ya basta, si piensas eso de mí o no es cosa tuya, pero no puedo dejar que desconfíen de mí todo el tiempo.
-Te amo, te amo demasiado y haría lo posible por verte feliz, y si esto te hace feliz, pues acepto.
-No entiendes, no me hace feliz pero yo no puedo seguir así. Te amo, Al, y jamás te olvidaré.
En ese momento acercó su cara junto a la mía y dijo:
-Nunca olvidaré cuando nos caímos de la hamaca paraguaya de tu casa.-eso me hizo reír y recordar buenos tiempos.
Luego de estar un rato de frente, dijo:
-Al, podemos ser amigos.
-Sí, creo que sí.-y para mi desgracia, lo besé. ¿Vieron esos besos prohibidos? Bueno, así estuvimos un ratito hasta que yo me alejé diciendo:
-Lo siento, eso no hacen los amigos, lo siento, pero lo necesitaba...
-No hay problema, yo también necesitaba oler tu perfume y besarte por última vez.
Solo sonreí.
-Adiós Ally.-dijo y se marchó.
A los pocos días me dieron el alta pero todavía con el yeso en el brazo, Kevin y yo no nos vimos desde nuestra ruptura. La verdad es que no lo puedo extrañar tanto, sus abrazos que me hacían sentir protegida, la dulzura de sus besos, su sonrisa que me decía que todo iba a estar bien aunque supiera que no es verdad. Siempre que él me hablaba, sentía que hablaba con mi madre porque tenían la misma forma de expresarse. Ella antes de morir dijo lo mismo que Kevin al terminar conmigo. Su frase célebre era "sé optimista, no importa lo que pase" pero jamás dijo "¿Cómo puedo ser optimista en esta vida?". Mi madre ya no está conmigo, mi padre está en un manicomio, literalmente no puedo verlo, y rompí con alguien que amaba con toda mi alma.

Ya pasaron cuatro meses desde que Kevin y yo rompimos, es el aniversario de la muerte de mi madre y tengo una fiesta, voy a ir para distraerme un poco. Creo que ella estaría orgullosa de mí, vencí a mis vicios después de que pasó lo que pasó dejé de tomar y fumar. Pero ustedes se preguntarán en que me apoyo, y se puede decir que tomo mucho jugo de naranja. Al llegar, vi a Kevin que justo se acercó a hablarme:
-Hola...-dijo.
-Hola.-no podíamos ni hablar, para colmo yo no podía mirarlo a la cara siquiera.
-¿Cómo has estado todo este tiempo?
-Y...aquí ando, como puedo, algo triste y de malhumor, es que hoy es el aniversario de la muerte de mi madre.
-Sí, lo sé, no quería tocarte el tema por eso no pregunté.
En ese momento, se acercó una chica rubia un poco alta, ¡ERA LA NUEVA NOVIA DE KEVIN!
Él me la presentó sin problema:
-Al...Ella es Lilly, mi novia, salimos desde hace una semana.
-Hola.-dije, pero se me notaba la rabia y la tristeza desde la luna.
-Hola.-respondió ella y se fue a bailar un poco.
Luego, después de un rato, agregué:
-Dijiste que podrías salir con otras en el futuro, pero que jamás me ibas a olvidar.
-No te he olvidado, pero quiero intentarlo. Ya sabes, darme otra oportunidad.
-Bueno, eso ya no me concierne, cambiemos de tema.
-De acuerdo, y...¿sales con alguien?
-Bueno, no cambiaste mucho de tema.-reí.
-Necesitaba escuchar tu risa otra vez.
Solo sonreí y agregué:
-No, no he salido con nadie, aún no logré olvidarte, fuiste el único que me hacía ver a mi madre como un lindo recuerdo y no como una pesadilla, me hacías pensar que estaba en un mejor lugar, fuiste el único que lograba expresarse tal cual lo hacía ella. Extraño todo eso, Kevin, te extraño a ti.
Después de oír todo eso, él se quedó mudo, pero luego me besó, otra vez fue de esos prohibidos, pero me sentí como en el cielo por un momento, hasta que lo alejé de mí y me dije:
-¿Qué haces? Esto no es correcto,  por más que me muera de ganas, estás con Lilly, y ella no se merece esto.
-Estoy con ella para tratar de olvidarte y no puedo.
-Trata.
-Lo haré, debo aceptar que no quiero estar en una relación sin confianza.
-Yo tampoco.
Se puede decir que mi vida no fue la mejor, pero agradezco haber nacido y haber conocido a las personas que amo, sobre todo a Kevin, que por más que no estemos juntos, nos vemos.
Nunca cometan el error que yo cometí, por decir algo sin pensar perdí a una de las personas que más amaba.
This is my mistake, only mine.
Jamás olvidaré los buenos momentos que pasé con él. Jamás.
FIN.
Esta historia es ficticia, la escribí para reflexionar un poco sobre cada cosa escrita en ella, por ejemplo: personas que hacen locuras por amor, primero piensen que hay personas que sufren más, personas sin familia, sin hogar. Esta chica tiene una vida demasiado difícil y aún así sonríe aunque sabe que todo está perdido. ¿Qué quiero decir con esto? Que por más que todo vaya mal, jamás bajen la cabeza, piensen que tienen un propósito porqué vivir. En la vida es mejor ser optimista.

Srta. Misteriosa





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