lunes, 3 de marzo de 2014

Casualty-Capítulo 4

Nueva York, 15 de enero de 2008
-¡Josh!-llamó Mackenzie a su amigo.
-¿Si?
-Me gustaría hablar de una cosa...Pero a solas.
-Sí, claro. Vamos al patio.
Mackenzie salió por la puerta trasera de la casa con su amigo caminando detrás de ella.
-¿Sobre qué quieres preguntarme?
-Verás...Es que Alexander...
-¿Qué te hizo ese patán?
-No, él nada, es mi amigo...
-¡¿Es tu amigo?!-gritó.-¡¿Cómo puedes ser amiga de uno de esos...?!
-¡Él es diferente!
-No lo es. Nadie lo es. No te dejes engañar, Mackenzie. Eres su presa y eres fácil de ilusionar...Y si te enamoras...
-Tarde, Josh.
-¿Qué?
-Ya me enamoré.
-¿Qué diablos dices Mackenzie? Estás delirando...
-¡No! ¡No seas tan resentido con todo! Entiendo que tenemos una vida sin muchas posibilidades, pero tener mucho dinero no te hace peor persona que los demás, ¡entiéndelo de una vez!
Josh se quedó meditando en silencio por un momento mientras miraba al suelo. Mackenzie iba a romper a llorar enseguida si no descargaba su enojo de una vez por todas.
-Alexander no es una buena persona.-dijo Josh finalmente.
-¿No lo es? ¿Y tú cómo sabes? ¡Ni siquiera lo conoces!
-¡Es del maldito clan! ¿No comprendes? ¡Te sacaré de aquí si te lías con ese!
-¿Sabes qué? Sácame si quieres, si te importa más tu estúpido prejuicio que tu mejor amiga, está bien, entenderé por fin qué clase de persona eres.-dijo Mackenzie y se dio media vuelta para irse, olvidando por completo lo que en realidad quería preguntarle a Josh.
Mackenzie entró a la casa y se dirigió a su habitación, se apoyó en la puerta y lloró, sus lágrimas expresaban dolor, enojo, resentimiento, desilusión y tristeza. De repente, entre sollozos, oyó que alguien golpeaba la puerta, y al poco tiempo escuchó que Josh pronunciaba su nombre.
-Ya me iré, no te impacientes.-dijo ella con la voz cortada.
Josh empujó la puerta con todas sus fuerzas hasta que la abrió y logró entrar al cuarto de Mackenzie, que se paró del piso de golpe y dejó al descubierto su maquillaje corrido por las lágrimas. Josh la miró con culpa y corrió hacia ella para abrazarla, pero ella no tuvo la más mínima intención de devolverle el gesto.
-No voy a correrte, Kenzie, perdona...Tienes razón.-le dijo él en tono compasivo.
Ella lo miró soprendida de haberlo hecho cambiar de parecer.
-¿Aunque esté con Alex?
-¿Sales con Alex?-dijo él de manera sobreprotectora.
Ella rió.
-Aún no. Pero eso es por culpa de Frank y Jane.
-¿Frank y Jane? ¿Qué hicieron esos dos?
-Interrumpieron algo clave para comenzar una relación...Y luego amenazaron con contarte.
-Son dos envidiosos. No pasa nada si sales con él, a menos que te lastime, ahí sí que lo mato. 
Mackenzie le dio un fuerte abrazo a su amigo y luego lo soltó y sonrió.
-Nunca te vi así.-le dijo Josh.
-¿Así como?
-Enamorada.
A Mackenzie se le pasaron miles de pensamientos por la mente, un sentimiento electrizante le recorrió el cuerpo de pies a cabeza y finalmente distinguió una sensación extraña en su corazón. Todo eso lo había producido el simple hecho de darse cuenta de que se había enamorado.
-¿Enamorada?-articuló ella.
-Sí. Lo estás. Se te nota.
-No lo estoy...
-Alexander.
A Kenzie se le escapó una sonrisa y se sonrojó. Josh rió.
-¿Lo ves? Estás muy enamorada. Apenas dije su nombre y te pusiste como un tomate.
Mackenzie golpeó a su amigo en broma.
-Está bien, tú ganas, estoy enamorada de Alex.
En ese momento, Josh tenía la mirada clavada fijamente en algo que parecía estar por detrás del hombro de Kenzie, y un ruido hizo que ella se diera vuelta, apenas lo hizo, deseó que la tierra se la tragara. Era Alex.

-Aún no entiendo porqué rayos dejaste pasar a ese tarado a nuestra casa.-dijo Jane enojada dirigiéndose a Adam, otro de los chicos.
-Traía una bolsa llena de cosas geniales y me regaló algo.
-¿Cosas geniales? ¿Qué son cosas geniales?
-No lo sé. Chocolatitos y eso.
-Esas cosas son de novios.
-Pero no soy su novio.
-No lo digo por ti, idiota. Lo digo por Mackenzie.
-Eso no es posible. Él dijo que ella le debía algo y que venía por eso.-dijo Frank entrometiéndose en la conversación.
-¿Quién es la experta en ligar?-dijo Jane.
-Definitivamente tú no.-se burló Adam.-Esa es Kylie.
-Por supuesto que lo soy.-dijo Kylie mientras dejaba la revista de chimentos que había estado leyendo sobre el sillón.-¿Qué es lo que les pasa?
-Es ese tal Alexander. Creo que está saliendo con Mackenzie.-dijo Jane.
-¿Porqué lo crees?
-Pues...El otro día Frank y yo pateamos la puerta de su habitación y ellos cayeron al suelo uno arriba del otro, pero él dijo que ellos tenían un acuerdo y...
Kylie se echó a reír.
-Son dos inocentes. Es obvio que se estaban besando, o quién sabe, quizás algo más.
Jane miró a Frank con disgusto.
-Tú lo eres sobre todo, ingenuo. Te dije que debíamos decirle a Josh.-dijo Jane dirigiéndose a Frank.
-¿Qué? ¿Porqué?-dijo Kylie frunciendo el entrecejo.
-Simplemente porque no queremos que un maldito millonario creído e imbécil se aproveche de nuestra amiga.
-Dudo que a ella le agrade mucho que impidan su relación sin siquiera conocer al chico.
-Da igual. Se lo diré a Josh.

-Hola...-dijo Mackenzie ruborizada.
Alexander esbozó una sonrisa.
-Hola Mackenzie. 
Él hizo un gesto con la mano para saludar a Josh y éste se lo devolvió.
-Yo...Iré a ver qué hacen los chicos.-dijo Josh guiñándole un ojo a Kenzie, que tenía una expresión de súplica en la cara para que no la dejara sola ya que no sabía cómo manejar aquella situación, pero él se fue de todos modos.
Alexander se adentró en la habitación y se sentó en frente de Mackenzie.
-No fuiste a verme.-dijo él en tono de reproche.
-Lo siento, no he podido...
-No psa nada, pero no me gusta esperar y quise venir, perdona si te tomé por sorpresa.
-Está bien.-dijo ella sin poder evitar sonreír al mirarlo a los ojos.
-De lo que me vengo a enterar...
Mackenzie se incomodó y bajó la mirada.
-No te pongas nerviosa, solo debes relajarte y no pensar, ¿entiendes el punto?-dijo él mientras le tomaba la mano.
Mackenzie sintió la misma sensación electrizante de hace un rato al tocar la piel de Alex, al sentir su mano rodeándole la muñeca y al oír el tono dulce y suave de su voz. De repente, la mano de Alexander pasó de su muñeca a su cuello, y Mackenzie alzó la vista, lo tenía justo en frente suyo, él miró su boca y luego sus ojos, para concluir con una sonrisa.
-Nunca se me había presentado la idea de que tú y yo pudiéramos ser algo. Cuando te conocí, pensé que nos odiaríamos de por vida. Luego, tuve que pedirte que me pagaras, así que creí que debía llevarme mínimamente bien contigo. Finalmente, me dijiste que vayamos a divertirnos, y pude conocerte un poco mejor. Allí fue cuando me atrapaste, no pude dejar de pensar en ti en estos días, pensé que quizás solo era yo al que le sucedía esto...pero descubrir que no era así...fue lo mejor que me pudo pasar en lo poco que transcurrió de este año.
Mackenzie no apartó la vista de sus ojos ni un segundo, estaba temblando, no podía controlar sus nervios y ansias. Él sonrió y tomó sus brazos.
-Tranquila.-le dijo.-No tengas miedo.
Alex corrió un mechón de cabello de la cara de Mackenzie y luego se acercó a ella, estaban frente a frente, cada uno sin dejar de mirar al otro, ella pasó una mano por detrás del cuello de Alexander y agarró su cabello suavemente. Él cerró los ojos y la besó, dejando que sus labios se relajaran por fin y realizando cada movimiento con suma delicadeza para crear una armonía perfecta entre los dos. El beso fue largo y lento, cuando terminó, Mackenzio abrió un solo ojo y sonrió con vergüenza. Alex la miraba totalmente perdido en su belleza. Ella abrió el otro ojo y pronunció unas pocas palabras.
-Bueno...Ha sido...
-Increíble.-finalizó él.
Ella se sintió halagada. Le habían gustado chicos anteriormente, pero la habían desilusionado y lastimado, y nunca llegó a dar un beso, era su primera vez, por eso le sorprendió que él dijera eso de alguien sin ninguna experiencia.
-¿De verdad? Lo digo porque...Bueno, tú eres...Wow...Pero yo, yo nunca...
El le agarró la mano y ella se calló. Estaba diciendo incoherencias a causa de los nervios.
-En serio, no pasa nada, tú tranquila. ¿Es tu primer beso? ¿De verdad?
Ella asintió un poco avergonzada.
-Entonces es un privilegio para mí. Y realmente eres increíble, no te miento.
-Supongo que puedo creerte.
-Claro que puedes, y debes hacerlo.
-¿Y si no puedo estar tranquila, y no me callo y no dejo de hablar cosas sin sentido...?
-Yo te callaré.
-¿Cómo? No lo har...
Él la besó inesperadamente, y aquel beso fue aún mejor que el primero.
-Así.-dijo él.

La Anónima.



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