viernes, 7 de marzo de 2014

Casualty-Capítulo 5

Nueva York, 26 de enero de 2008
Luego de que el partido de fútbol finalizó, Alex se dirigió a hablar con Chris.
-No puedo seguir.-dijo Alexander.
-¿De qué hablas?-preguntó Christopher confundido.
-El clan.
-¿Piensas abandonarnos? ¿Qué? ¿Ya no te importa el paradero de tu madre?
-No es abandonarlos...Y sí me importa, pero creo que esta no es la forma de averiguarlo.
-Y si no es esta, ¿cuál es? Traidor.
-Tu novia te ha lavado el cerebro.-dijo May, mientras se acercaba a los chicos.
-No es eso, no tiene nada que ver.-dijo Alex subiendo el tono de voz.
-Claro que tiene que ver. ¿Sabes algo Chris? Alexander pagó la deuda de la chica que posiblemente esté relacionada con el asesinato de tu primo.-dijo May.
-Cállate, May. Sí lo hice. Y Mackenzie no tiene absolutamente nada que ver, sus amigos no sé, pero déjenla en paz.
-No puedo creer que esa te haya atrapado en sus garras, es una simple pueblerina, ¿nos cambias por eso?-dijo Christopher enojado.
Alex se rió sarcásticamente.
-Mira, 'eso' es demasiado importante para mí. Ustedes también lo eran, hasta que descubrí por donde iban las cosas.
-No te saldrá nada barata.-dijo Chris con los ojos inyectados en furia.-Muévanse, nos vamos.-dijo dirigiéndose a los demás.
Todos le lanzaron una mirada acusadora a Alex, se subieron al auto de Chris y se largaron. ¿A qué se refería Christopher con que no le saldría barata? Alex temía que le hicieran daño a Mackenzie.
-¿Y ahora?-dijo al aire, estaba solo.
A dos cuadras de allí, estaba su casa, así que se fue caminando.No le importaba lo que ellos podían hacer con respecto a él, sino en relación a la gente que amaba. De camino a su casa, pensaba en qué podía hacer, y al llegar encontró a Mackenzie sentada en su puerta.
-Creo que te debía una visita.-dijo ella mirándolo desde abajo y sonriendo.
A él se le alejaron los pensamientos que lo atormentaban y lo invadió la paz que siempre sentía al estar con ella, así que sonrió sinceramente. Mackenzie se paró y puso sus brazos alrededor del cuello de Alex dándole un beso en la mejilla. Él la abrazó por la cintura.
-Hola.-le dijo él.
-Hola.
Kenzie se apoyó de espaldas en la pared y de repente él la acorraló.
-¿Besos en la mejilla?-dijo él mirándola a los ojos.
-Mackenzie solo sabe dar besos en la mejilla.-dijo ella en tono inocente.
-Eso no es verdad. Mackenzie no podrá escapar.
Deslizó su mano por uno de los pómulos de Mackenzie y luego la besó. Ella apenas pudo colocar sus manos en la cintura de Alex y seguirle los pasos, él tenía mucha experiencia en eso de besar. Luego, él sacó las llaves de su casa de su bolsillo y abrió la puerta.
-Así que esta es tu casa.-dijo Mackenzie entrando al lugar.
-Así es.-respondió él.
Era realmente grande. Constaba de dos pisos, tenía una cocina reluciente y amplia, un cómodo living, tres baños y cuatro cuartos. El patio era extenso y había una piscina de gran tamaño. Mackenzie estaba asombrada, su última casa decente apenas tenía dos habitaciones y un baño. Mientras observaba cada detalle de la casa con atención, un grito masculino la distrajo.
-¡Alexander! ¿Eres tú?
A juzgar por Mackenzie, era el padre de Alex.
-Sí, papá.-le respondió él, desganado, confirmando las sospechas de Kenzie.
Alex se sentó en el pasto del patio y Mackenzie hizo lo mismo.
-¿Con quién vives aquí? Es muy grande.-dijo ella.
-Lo sé. Vivo con mi padre y mi hermana. Antes estaba mi madre, y antes mi hermano, pero se fue a estudiar.
-Oh. ¿Y eres el menor?
-Sí...Soy al que le daban todos los gustos por ser el más pequeño.-dijo con una sonrisa tierna.
-Casi como yo. Pero no era por ser la menor, sino por ser hija única.
-¿Eres hija única?
-Lo era al menos. Vivía con mi madre y me encantaba ver películas con ella todas las noches, la pasábamos de maravilla. Mi padre estuvo ausente toda mi vida, apenas sé quién es.
Alex no supo qué decir.
-Y...Creo que al menos debería saber el apellido de mi novia.-dijo él cortando el silencio.
Ella rió.
-Dylan. Aunque ese es el apellido de mi padre, así que preferiría que me llamen Mackenzie Anderson, que sería el apellido que me dio mi madre, la única que realmente se hizo cargo de mí.
-Anderson...Alexander Lawrence, un gusto.-dijo él estrechando la mano.
Ella quiso seguirle el juego, pero él, en vez de darle el clásico apretón de manos, tomó suavemente su mano y entrelazó sus dedos, la miró a los ojos y sonrió. Ella no sabía bien qué hacer, en realidad, no sabía lo que era tener un novio, así que solo se acercó y pudo percibir su aroma fresco, su perfume amaderado y masculino. Él miró para abajo, también sintió la dulce fragancia de Mackenzie, ella lo volvía loco. Sin poder controlar sus impulsos, se acercó a su cuello y empezó a besarla. Kenzie tenía cosquillas, así que empezó a reír.
-¡Alex!-dijo entre risas.
Él se unió a Mackenzie y compartieron las carcajadas. Cuando las risotadas pararon, Alex se puso serio y la miró fijamente.
-Dejé el clan.-le dijo.
-¿Y qué tal?
-No lo sé. Tengo miedo. Me dijeron que me saldría caro.
-Pero, ¿qué pueden hacer ellos?
-No estoy seguro, pero me asusta pensar en que pretendan hacerte daño.
Mackenzie se quedó callada.
-¿A mí? Pero, ¿porqué?
-Saben que me importas demasiado, además se enteraron de que no pagaste tú la deuda, y creen que tienes que ver con mi abandono del clan, se los negué, pero no sé qué son capaces de hacer.-declaró Alex, mostrando preocupación.
Ella le tomó el brazo y lo miró con consuelo.
-Tú lo has dicho. Tranquilo. Solo debes relajarte y no pensar, ¿entiendes el punto?
Él sonrió al escuchar esas palabras y ver que ella lo recordaba.
-¿Te cuidarás?-preguntó él.
-Claro que sí. Y tú también lo harás. Los dos nos cuidaremos el uno al otro, y cada uno por su cuenta a la vez, será mutuo.
-Está bien. Pero prométeme que si me entero de que quieren hacerte algo aceptarás cualquier propuesta loca que te haga.
-Será un placer. Por más descabellado que sea, lo haré.-dijo ella riendo.
-Te amo.-le dijo él.
-También yo, Lawrence.

La Anónima.


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