-Perdón, no puedo hacer esto.-le dije.
-¿Porqué?
-Porque no lo siento. Hay alguien...
-Ah. Creo que ya entendí, no hace falta seguir. Bien, nos veremos en la otra vida.-dijo y se despidió.
Lo acompañé a la puerta, salió y se fue sin decir adiós. Había una lluvia torrencial y no tenía nada qué hacer más que sumirme en mis pensamientos y sufrir de insomnio, así que decidí salir a caminar bajo la lluvia. Agarré mi paraguas y me fui. Solo quería pensar en otra cosa, distraerme, dejar a Taylor atrás. A mis 24 años ya estaba a 10 años de cuando empezamos a salir. Mientras caminaba mirando al suelo, una llamada telefónica hizo que me sobresaltara. Busqué mi celular en el bolsillo de mi campera impermeable y miré quién era. El número no estaba agendado, pero decidí atender.
-¿Hola?-dije.
-Amy.
Lo conocida que se me hacía esa voz me invadió el corazón.
-¿Taylor?-titubeé.
-¿Caminas bajo la lluvia seguido?-preguntó.
Sonreí y empecé a mirar alrededor buscándolo, hasta que divisé una sombra tras un árbol y me acerqué. La luz iluminaba de a poco su rostro y dejaba ver sus perfectas facciones. Caminé más rápido hasta que estuve justo en frente suyo.
-Taylor.-dije.
-Amy. Hola.
-¿Cómo conseguiste mi número?
-Ah...No sé. Es un secreto.
Me reí.
-¿Cómo te trata la vida?-le pregunté.
-Me trata mal. Muy mal.
-¿Porqué?
-La vida te aparta de mi camino.-dijo mientras miraba hacia abajo.
Lo miré fijamente y tomé su mano.
-No tiene porqué hacerlo.-le dije.
Alzó la vista y sus ojos me miraron con incredulidad. Entonces lo besé, sentí sus labios sobre los míos otra vez, y fui feliz. Recordé cada momento en ese instante y estuve completa. Le toqué el cabello, lo abracé, y luego nos separamos. El silencio era demasiado.
-Lo siento, yo...-quise decir.
-No. No sientas amar. Quiero estar contigo.
-¿Quieres volver conmigo?
-Sí. Quiero pasar el resto de mi vida junto a ti.
Me quedé anonadada.
-¿Me hablas en serio? Digo, porque bueno, estás con Valerie y...
-Estaba. Ella y yo no nos amábamos, estábamos juntos porque yo soy un idiota. Y ya no estamos casados. Nada puede impedirnos estar juntos ahora, solo tú...Si quieres estar conmigo o si no, es tu decisión...
-Eh...Bueno yo...-dudé.
-Si no quieres, no importa, lo entiendo. Ha pasado el tiempo y...quizás es tarde.
No dije nada, estaba muda.
-Perdón.-dijo al final, se dio media vuelta y se alejó caminando.
¿Porqué no dije nada? Estaba ahí parada bajo la lluvia, sosteniendo un paraguas, acababa de besar al amor de mi vida y de decirle que la vida no tenía porqué separarlos, me había propuesto estar juntos y yo no dije ni media palabra. Qué idiota. Realmente quería volver con él, entonces, ¿qué me pasó? Corrí para dar la vuelta y seguirlo, lo vi alejándose y grité su nombre. Se dio vuelta, estaba todo mojado, entonces recordé el día en que nos dimos un beso bajo la lluvia...Mi primer beso. Cerré el paraguas y corrí hacia él y tomé su cara entre mis manos con delicadeza, él agarró la sombrilla y la abrió arriba nuestro para cubrirnos.
-Sí. Sí quiero estar contigo.-dije con la voz agitada por la corrida.
Sonrió.
-¿De verdad?
-Te amo.
Nos besamos, después de tanto tiempo sin estar sincronizados. Aquel fue uno de los besos más intensos de toda mi vida. Fue lo más parecido a perfecto que pude sentir.
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