sábado, 29 de marzo de 2014

Perfect Combination-Capítulo 3

¿Zorra? Para nada...

Los días fueron pasando, no había hablado con Raymond desde esa vez en la calle cuando al fin supe su nombre. Cada vez me dolía más y más verlo con Ashley, verlos tan felices. Estaba enamorada de alguien que nunca me iba a corresponder, si, así se podía describir. 

Era una mañana de primavera, cuando noté que estaba llegando tarde al colegio, me vestí lo más rápido que pude, peine mi cabello que me llegaba hasta la cintura y partí rumbo a la escuela. Siempre me gustó ir a la mañana, pienso que se pasa más rápido el tiempo y la verdad es que amo sentir el viento frío en mi cara.
Al llegar, me encontré con Raymond y Ashley besándose, o como a mi me gusta describirlo intercambiando fluidos bucales, no es que no me gusten los besos en los labios pero... entre ellos dos la verdad es que me enferma. Lo único que pude hacer fue mirarlos con tal desprecio que al parecer si lo notaron.
Me dirigí al salón de clases con ellos dos pisándome los talones, el profesor ya había llegado y para mi desgracia no me dejó entrar, me dijo que ya era demasiado tarde y debería esperar al receso. 
Mientras esperaba, ellos dos seguían su rutina de besos, abrazos y bla bla bla, realmente era enfermizo.

Dos horas después, cuando ya había terminado la clase de historia, la profesora de japonés me mando a buscar los libros a la biblioteca, y a que no adivinan a quién me encontré en el pasillo, si, a Ashley besándose con otro chico al parecer mayor que ella y a juzgar por su aspecto era el chico más lindo de todo quinto año, Brandon Robinson. 
En ese momento una idea muy macabra me llegó a la mente, podía sacarles una foto y mostrársela a Raymond pero... no fue necesario, justo cuando estaba por preparar mi teléfono él llegó.
Luego de quedarse parado sin palabras por unos cuantos minutos, Ashley lo vio, al parecer trató de explicarle pero él no quiso escuchar y lo siguiente que pude ver fue como él se alejaba de allí rumbo a su salón. Se lo notaba devastado, quería abrazarlo pero no podía.

La hora del almuerzo al fin había llegado, que hambre que tengo pensaba. Mientras me dirigía a mi mesa trataba de buscarlo con la mirada, quería hablarle, ayudarlo, pero no hizo falta porque justo cuando estuve a punto de sentarme a comer, oí una bella voz pronunciando mi nombre y sin duda era la suya:
-Lucy.-logró decir con voz entrecortada.
-Hola Raymond, ¿como estas?-contesté, ya sabía que estaba mal, pero no podía dejar que él supiera que yo había presenciado todo su rompimiento.
-Pues... aquí ando.-dijo.
-¿Por qué? ¿Qué pasó?-me animé a preguntar.
-Prefiero no hablar de eso.-respondió.
-De acuerdo, sabes que para lo que necesites estoy.-dije y vi como esbozó una pequeña sonrisa que dejaba ver esos dientes perfectamente blancos.
-Gracias Lucy, no sé que haría sin ti.-contestó y me abrazó. Odiaba sentir cosas por él, hasta el más mínimo contacto me hacía sentir maripositas en el estómago, imagínense un abrazo. 
Quería besarlo, demostrarle que siempre iba a estar, pero él solo me veía como una simple amiga más.



♥Srta. Misteriosa.






  

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