jueves, 3 de abril de 2014

Casualty-Capítulo 6

Nueva York, 29 de febrero de 2008
El sonido de un claxon hizo que Mackenzie despertara de sus dulces sueños. Todo era oscuro en su habitación, aún no había amanecido. Calculó que eran aproximadamente las 4 de la mañana. Ruidos espantosos afuera de su casa hicieron que no pudiera volver a dormirse y decidiera levantarse a ver qué había sucedido. Salió de su cuarto descalza, todos seguían durmiendo. Abrió la puerta principal de su casa y: nada. Se apartó un poco más y oyó algo caer al suelo. Vio a Christopher agazapado detrás de un arbusto, él le había lanzado una piedra.
-¿Qué haces?-le gritó ella.
-Tiro piedras a la nada por diversión. Intentaba golpearte, idiota.-dijo él.
-¿Qué quieres? ¿Acaso no ibas a dejarme en paz? Ya he saldado mi deuda.
-Que tu novio pague por lo que tú hiciste no es saldar tu deuda, querida.
-No me llames así.
Él rió, a Kenzie le causó repugnancia.
-Vete de aquí, ya mismo.-dijo ella enojada.
-¿Y tú quién eres para mandarme?
-Eso qué importa. Solo vete.
-Me iré, pero no para siempre. Te encontraremos, Mackenzie.
Se alejó de ella y se subió a su auto, en el que probablemente también se encontraban los de su clan. Mackenzie entró a su casa y se quedó pensativa, con miedo, abrumada. Quiso llamar a Alex, pero era muy tarde y no quería despertarlo, no resultaba para nada agradable recibir una llamada de un ser querido en el medio de la noche, a decir verdad, asusta bastante.

-No vuelvas muy tarde, Alexander. Me preocupa lo que me has contado.-terminaba de decir el padre de Alex aquella mañana al despedir a su hijo.
-Sí, papá, no tardaré...-dijo él y cerró la puerta. Iría a ver a su novia, que lo había llamado preocupada por lo de la noche anterior.
Tocó la puerta al llegar y ella lo recibió con un abrazo y un beso.
-Dijiste que harías cualquier cosa loca por salvarnos, ¿verdad?-preguntó él al instante de que se separó de su abrazo.
-Claro que sí, ¿por qué lo dices?
-Tenemos que escapar.
Ella frunció el entrecejo y lo miró desconcertada.
-¿Escapar? Pero...¿por qué?
-Ellos son peligrosos...Después de lo de anoche estoy más que seguro de que quieren hacerte daño...Y si no es a ti, será a mí.
Mackenzie visualizó una vida fuera de Nueva York, sin Josh, sin el resto de sus amigos...Pero con Alex. Fuera de aquel mundo donde cada día era un desafío averiguar qué se podía comer. ¿Sería feliz allí? Eso no lo sabía. Lo único que sabía a ciencia cierta era que si se quedaba allí, el clan de seguro los atraparía a ambos, y, ¿qué más quería ella sino el bien de su novio y el suyo propio?
-Debería pensarlo...
-No hay tiempo para pensar, Kenzie. Debes aceptar o rechazar, ahora mismo. Mañana podemos irnos, y con tiempo, sino será demasiado tarde...Los conozco y es demasiado obvio que ya han tramado algún plan para hacernos desaparecer del planeta, así que, ¿qué me dices? Te advierto desde ya que no me iré sin ti. Si te quedas, yo también lo haré. Estamos juntos en esto. Y en todo.
Ella lo miró con indecisión. Asentió luego de vacilar un rato.
-Iré contigo.
Alex sonrió y estrechó sus brazos, en los que ella se sumió y lloró. No quería irse, no quería dejar a sus amigos allí, pero debía hacerlo. Él le acarició la espalda y la tranquilizó.
-No pasará nada, si todo sale bien, podremos volver cuanto antes, ¿si?-le dijo él.
-¿A dónde iremos?-preguntó ella.
-Lejos de aquí.
-¿Exactamente?
-En realidad, no tenemos ningún punto específico. Pienso dar vueltas alrededor de todo el mundo. Lo único que sé es que nuestro primer destino es Londres.
Ella sonrió. Amaba esa ciudad. De pequeña soñaba con ir allí.
-¿Puedo elegir yo el segundo?-preguntó Mackenzie.
-Por supuesto que sí. Y si quieres también el tercero...y el cuarto...
Ella se rió, con amor, apoyó su cabeza en el hombro de Alexander y cerró los ojos.
-Te quiero.-dijo.
-No te separes nunca de mí.-le dijo él.-Jamás. Me derrumbaría.
-No lo haré.-dijo y selló el momento con un beso.
-Mañana pasaré a buscarte por la mañana, así que prepara tus cosas hoy...Y avísales a tus amigos, no vaya a ser que Josh quiera cancelar todo a último momento...
Esbocé una sonrisa.
-Está bien. Estaré lista a las 10, ¿te parece?
-Perfecto.

La Anónima.




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