sábado, 24 de mayo de 2014

What the heart really feels-Capítulo 5

Sentí mareos y la visión se me difuminó.
-¿Qué?-pregunté incrédula.
-Lo que oyó, señorita.
-¿Qué le pasó?-titubeé con el corazón yéndome a mil.
-A unas cuadras, en el supermercado, lo han asaltado y no quiso ceder, así que hubo un tiroteo.
La rebuscada historia era demasiado patética, excesivamente armada, pero mi trance no me dejaba razonar y lo tomé como cierto.
Sophie apareció por detrás de mí.
-¿Qué le sucedió al tarado de tu novio?-dijo despreocupadamente.
La desesperación pudo conmigo y me solté envuelta en un llanto desconsolado.
-¡Amy! ¡¿Qué sucedió?!-gritó mi amiga.
-Él...él murió.-respondí con la voz cortada.
-¡¿Qué?! ¡¿Este farsante te ha dicho eso?! ¡Y qué sabe usted viejo impotente!-le regañó mi amiga.-Vamos a buscarlo, ven.-me tomó por el brazo y me hizo salir de mi casa.
Noté que el señor se quedaba en mi puerta y sospeché, pero no me interesó ya que mi principal problema era descubrir si mi novio estaba con vida o no.
Mi estado era en un shock completo de no saber si creer en lo que me había dicho aquel hombre o no.
-¿A dónde piensas irlo a buscar?-hablé por fin, cuando íbamos ya a la mitad del camino.
-No lo sé, pensaba que tú me dirías.-dijo Sophie.
-En el supermercado, eso me dijo el tipo.
-¿Qué te dijo exactamente?
-Que lo habían asaltado y que como no se dejó robar, lo mataron.
-¿Acaso escuchaste tiros?
-No.
-¿Entonces de qué te preocupas? Dios, Amy, de seguro él está bien, cálmate, lo vamos a corroborar.
Me quedé callada porque sabía que tenía razón, pero eso no impedía que el miedo se apropiara de mí. Cada paso era sentirme más insegura de qué habría pasado, quería averiguarlo en ese mismo instante, hasta que por fin estuvimos en la puerta del autoservicio. Él no estaba, pero aquel lugar parecía en perfecto orden.
-Aquí no está.-confirmó Sophie.
No pude sosegarme.
-No sé qué pensar.-solté.
-Se nota que no hubo ningún incidente aquí, tranquila.
Las palabras de mi mejor amiga hicieron que me mitigue un poco, pero seguía angustiada.
Volvimos en dirección a mi casa, y mientras me mortificaban los pensamientos, vi a Taylor venir corriendo hacia nosotras. La plenitud me inundó.
-¡Taylor!-grité soltándome de la mano de mi amiga y yendo a los brazos de mi novio.
Apenas su piel hizo contacto con la mía, me dejé envolver por su abrazo.
-¿Qué pasó?-pregunté alarmada.
-¿Por qué lloraste?-dijo sin contestar a mi pregunta.
-Un hombre, un viejo...
-Un viejo de mierda.-se entrometió Sophie enfurecida.-Le ha dicho que estabas muerto.
A Taylor se le fue el alma a los pies.
-¿Qué?-se asombró.-¿No tenía una boina marrón?
-Sí.-respondí.
-¡Él me ha robado!-dijo Taylor alterado.
-¡Amy, la casa!-gritó Sophie, y recordé que habíamos dejado al hombre en mi puerta, de seguro ya tenía la mitad de mis cosas en su pertenencia.
Sophie salió corriendo, Taylor y yo la seguimos.
-¿Cómo fue?-me preguntó mi novio.
-Estábamos en mi casa con Sophie, y yo vi tu auto, y pensé que eras tú, entonces fui a abrir la puerta y ese viejo desagradable estaba allí, entonces me llamó por mi nombre y luego me preguntó si era tu novia, le dije que sí y me dijo que habías muerto, dios, qué idiota soy.-le conté con la voz apresurada.
-No lo eres, Amy, yo también le hubiera creído en ese momento si me hubiera dicho que algo te había sucedido.
-Es que si algo te pasa me muero.-confesé.
Dejamos de correr y me miró fijamente. Me rodeó la cintura con sus brazos y me besó, eliminando todo mi miedo y mis nervios, que aún no me habían dejado en paz, y de a poco me fue soltando.
-Ya pasó.-me consoló.-Yo tampoco soportaría que te sucediera algo malo, por eso nunca dejaré que pase.
Sonreí y me ceñí a su cuerpo.
-Te amo.-le dije.
-También te amo.-me contestó.
Me vi en medio de la vereda junto a él y me acordé del posible robo en mi apartamento.
-Deberíamos seguir yendo hacia mi casa.-aporté.
-Cierto.
Seguimos corriendo hasta llegar, Sophie ya estaba adentro. Cuando pasamos, oí maldiciones provenientes de la voz de mi amiga. Noté que faltaba mi tostadora.
-¿Qué pasó, Sophie?-le pregunté.
-Tu ropa, Amy, quedan pocas cosas.
Me fijé en toda mi casa y había cosas que no estaban. Despotriqué un rato y luego me senté junto a Taylor y Sophie.
-¿A ti que te robó?-le preguntó mi amiga a mi novio.
-Mi billetera y mi celular. Mi auto estaba al frente porque iba a venir aquí, pero quise ir al supermercado y de camino me encontré con este tipo, que me quitó mis cosas. No pude seguirlo y me encaminé hacia donde se me ocurrió, pero me equivoqué.
-Planeábamos una noche genial con Amy...-dijo ella.-Todo lo arruinó, viejo fanfarrón.
-Al menos vimos su cara, quizás podemos hacer algo...-dije yo.
-La denuncia, obviamente, pero tus cosas no van a volver, Amy.-me reprochó.
-No me digas.
-¿Cómo vas a dejar la puerta así? ¿Es que no piensas?
-Ya, Sophie, no es momento para que me eches en cara lo que hice.
-¡Es que no puedes ser tan idiota!
-Basta...-dijo Taylor.
-¡Tú cállate, inútil! Por tu culpa ella no pensó al actuar.-espetó Sophie.
-¿Qué dices? ¿Por qué eres así? ¡No ha sido su culpa!-le dije enojada.
-Todo lo haces mal, Amy, y encima has vuelto con este idiota. Me decepcionas.
No podía creer sus palabras.
-¿Te decepcionan mis decisiones? No sé si lo recuerdas pero tu solías decirme que era una estúpida por no volver con él cuando se me presentaba la oportunidad, y ahora que lo hago, "te decepciono". Pues bien, no eres dueña de mis relaciones, así que puedes irte cuando quieras.
Me miró con ira. Taylor estaba escéptico observando nuestra pelea y sin saber qué decir, se lo veía incómodo.
-Sí lo haces, porque siempre estás con la cabeza en otro lado, no lo soporto, ¿captas? Lo mejor sería que ahora, cuando cruce aquella puerta, no vuelvas a hablarme nunca más.
Sophie taconeó el piso con sus botas y salió de mi casa, dando un portazo. Involuntariamente, las lágrimas volvieron a brotar de mis ojos y mi novio vino a mi lado.
-Se le pasará.-me dijo él.
-La conozco, no se le va a pasar...Y además tiene razón, soy una idiota, mira lo que he hecho.-dije refiriéndome a todo lo que ahora me faltaba por culpa de mi distracción.
-No fue tu culpa...No lo pensaste en ese momento, y además es tu problema, a ti te robaron, ¿y ella se enoja? Si tanto le importaba, ¿no podía cerrar la puerta con llave ella? Déjala, se dará cuenta de que cometió un error y te pedirá perdón.
-Hemos peleado muchas veces, pero nunca así. Creo que hablaba en serio, Taylor. Podría hacer lo mismo que ella cuando cree estar en lo cierto: esperar hasta que el otro pida perdón. Pero yo no puedo, no tolero estar peleada con alguien que quiero, aunque yo sepa que yo debería estar enojada y no esa persona.
-Ya lo sé. Trataré de hablarle, también puedo pedirle a Mitchell que la haga reflexionar, de seguro él podrá.
-Eso espero.
-Te prometo que haré lo posible.
-Gracias, amor.
-¿Es que nunca me habías dicho así?-dijo.
-¿Amor? Pues...No lo sé. No recuerdo.
-Suena bien.

La Anónima.



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